Que una vida sin errores,
lejos de ser perfecta,
resulta ser más mentira
que verdad, es cosa cierta.
Y más cierto que la vida
que, por vivir, corresponde.
Ciertamente es complicado
saber distinguir los fallos,
pues poco nos enseñaron
sobre humildad, y entretanto,
daban por hecho que, al cabo,
siempre hay que salir ganando.
Así que a un perdedor
se le suele hacer de menos
y se acaba, por defecto,
elogiando al ganador,
sin pensar en el efecto
que causamos, por error.
¿Ha ganado el que ganó?
Y…¿qué ha ganado? Por cierto,
¿ha alimentado su ego?,
¿satisfecho está el señor?
La vanidad no es más que eso:
un implacable error.
¿Ha perdido el que perdió?
O ¿sólo pasó vergüenza,
pues palabras indiscretas
le dieron por perdedor?
El perder también enseña
y algo, seguro, aprendió.
Y yo por ello pregunto:
¿Puede el humano ganar,
aun perdiendo, si el orgullo
no le hieren los demás?
¿Ganar en humanidad?
¿Confianza en el futuro?
Tratemos al perdedor
como seguro merece,
pues él es quien más padece
cuando comete un error.
Bendito es el ganador
que –humilde- ama al que pierde.
Un buen comienzo, un poema enriquecedor que Araceli nos trae con su buen criterio, buen ritmo y mucha coherencia. En un estilo filosófico y ameno a que nos tiene acostumbrados. Por si fuera poco, trabajadora y guapísima.
ResponderEliminarPrecioso Araceli.
Mil y mil y una gracias, Maria. Eres un encanto, compañera incandable y dinámica.
EliminarTe lo escuché en la tertulia, y la verdad que es un privilegio oír algunos de tus poemas cuando le sacas todo el jugo de las palabras, con ese ritmo y musicalidad, que envuelven tus poemas...Aparte de una gran poeta y una gran rapsoda, eres también una gran trovadora de cuentos, fábulas e historias. Me acuerdo también aquel que nos recitaste de una supuesta persona que decía que veía muy bien y fue al oftalmólogo...me pareció genial! Te felicito Araceli!
ResponderEliminarGracias. Francisco, mil gracias querido amigo y gran poeta.Disfrutar y compartir poesía con personas como tú, no tiene precio.
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