jueves, 15 de marzo de 2018

Carmela Portillo: LA VOZ DE LA EMOCIÓN


DESAHUCIO


Ya no existe tierra bien labrada;
el estiércol se amontona
en cada centímetro de nuestros campos.
Y los hortelanos se abandonan
sumiéndose en la laxitud.
Hace tiempo que los ideales fenecieron
en manos de los verdugos.
Verdugos de la ética, del honor, de la verdad,
de la libertad y la justicia.
Es hora de los agravios.
Ahora el espantapájaros se disfraza de político.
Los lobos se visten de corderos
y, a dentelladas, te marcan una cruz.
El Hombre contempla su entorno agachando la cabeza
y cerrando los ojos.
Los hermanos se miran con recelo
y se venden por un plato de lentejas.
Los banqueros engordan sus barrigas
con  monedas falsas, mientras juegan
al ajedrez con todos los parias.
El color sangre ondea en las azoteas
de la multitud.
El amarillo sol oscurece sus días,
aislándonos de la claridad.
En los inframundos urden
las más terribles venganzas.
Y un Dios rojo y gualda,
alzado en su pedestal, señala,
con su dedo de muerte,
a todos los humanos.




Un corrillo de ángeles corruptos
cuentan chistes obscenos,
mientras una docena de buitres
negros y con alzacuellos
relamen sus zarpas tras el festín:
la piel de los infantes
impregna sus hábitos.
La carne humana sabe a gusanos
en latas de conserva.
A lastimeros huesos
enterrados en cal viva.
A libros ilustres cocidos en la hoguera.
A estampitas de santos mediocres
en manos de beatas lloronas.
A rosarios putrefactos de color carmesí.
Los jinetes del Apocalipsis aceleran el paso
a la par que un petulante Dios
se lima las uñas de las manos
y se depila las cejas.
Su creación se desvanece
ante su mirada bizca de ególatra estúpido.
Desde su enorme boca desdentada
emite un enorme bufido
y el planeta muere,
sumido en una nube tóxica
empapada de alcohol.

Carmela Portillo Esteban  --  16-4-2013  --  30/11/2017
Carmela Portillo


Carmela Portillo Esteban


(Barcelona, 1955)


Autodidacta. Creció con los versos de Bécquer y Rubén Darío, inculcados por la pasión de su padre por estos poetas. Le transmitió el apego al Arte y a la Cultura. Amante del movimiento literario del Romanticismo y de la Generación del 27.

Su estilo es visceral en las emociones y cuida la musicalidad y la claridad de exposición. Ama las metáforas, la personificación y la coherencia



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