lunes, 5 de marzo de 2018

POR LA PALABRA



Por la palabra
       extendida,
tornándose vida.

Flotando noches insomnes, desveladas
en sábanas blancas
       sin letras,
encendiendo luces
para no arañar la luna.

Nombrando amapolas rojas,
dentro, saliendo de un poema.
Encendiendo luciérnagas
       quietas
sonando en mis oídos,
luz y sombra, la palabra.
Por aquellas que no alcanzo.
Cumbres de párpados
abiertos, mirándome,
y soplan palpitando emociones.

       Por la palabra
diseñada, con trazos de colores
pronunciando: azul, verde,
otoño, invierno
       y mi nombre.
Nombrando el universo
lleno de ríos vacíos de agua
       crujiendo
en su ausencia. Palabra.


Doliéndome la resonancia de su anarquía.
Llenando la boca de océanos.
De orgasmos silentes, cautivos.
Ofendiéndome, cuando digo adiós.
Porque puedo decir: lluvia,
y sentirla caer
         en la voz
húmeda, vibrando
desnuda, saliendo de los labios.

         Por la palabra
coagulada de paz, vida…
         libertad.
La que maldice la guerra,
llenando úteros huecos
con la palabra amor, haciéndose viento.
Incorporándose fuera de la piel,
encendiendo metáforas
para que nazcan otros silencios.
Abrazando el frío de las estatuas,
sin encogerse reprimidas
entre los muertos, que no callan
escuchando su eco, y son
         palabras.
¡Ni los besos las silencian!

Verbos infinitivos en las voces
sin someter sonidos
acompañando las personas con sus raíces,
al andar, al reír, al amar…
resonancias llevadas y traídas,
         son palabras,
vencidas al polen solemne
que germina escribiendo razones,
justificándome vivo.


Pedro Gómez

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