jueves, 27 de septiembre de 2018

¡VIVA LA LIBERTAD!


¿Cuántos mártires ha habido
-tan vilmente ejecutados-
gritando estas tres palabras?
¿Cuántos más han de morir
luchando por su defensa?
¿Quién osa desposeernos
de tan preciado valor?
¿Qué tendrá la Libertad
que es la fe del oprimido
y el recelo del tirano?
¿Por qué hay que pagar con sangre
la bandera que enarbola?
¿Tanta fuerza tiene el mal
para robarnos su gloria?

               

La Libertad es nobleza,
lealtad y honestidad
del comportamiento humano.
Es luz blanca, claridad...
Es horizonte. Grandeza
en conciencia y dignidad.
Democracia en los poderes.
Transparencia en decisiones.
Demoliciones de vallas,
de cadenas, de ataduras,
de laberintos legales…
Ampliar la voluntad
y cumplir –en grado máximo-
aspiraciones y anhelos.
Realizar sueños presentes
y proyectos de futuro.
El más valioso caudal.
La aspiración más profunda
de toda la Humanidad.

                 

Derecho, albedrío, arbitrio,
potestad… y otros principios
componen la Libertad.
¿Por cuántos hemos luchado
y cuántos se han conseguido?
¿Cuántos nos hemos ganado
y cuántos hemos perdido?
¿Dónde empiezan? ¿Dónde acaban
su extensión y sus fronteras?

                  

La Libertad no se ve.
¡Pero muy pronto se nota!
¡Sobre todo cuando falta!        
Cuando alguien abusa de ella.
Cuando no la defendemos
y hay bandidos que la roban.
¡Porque es muy fácil perderla!
¡Es tan frágil e indefensa…!
¡Tan bella! ¡Tan vaporosa!
¡Tenue! ¡Sutil! ¡Delicada!
 
                     

Su amparo… su protección…
no dependen del gobierno
que –en ese país- esté;
ni de sus Instituciones,
ni de las Fuerzas del Orden.
Ni del más glorioso ejército,
“vencedor en cien combates”.
¡Ni de la Administración!
Ni de proclamas bravías.
Ni de auto-denominados
“salvadores de la patria”.
Ni de cruces, ni de espadas,
ni de jueces, ni abogados…

                 ...

¡Sólo de sus habitantes!
De su cohesión social.
De su lucha, de su empeño.
De su concepto de Estado.
De su coraje político.
De su participación.
De su razón personal.
De su ideal de país.
Del afán por su defensa.
 
              

Aquel pueblo que no lucha,
ya está muerto de antemano.
Tendrá que pagar ¡con sangre!
su desidia, su confianza,
credulidad, candidez…
¡Es… carne de Dictadura!
¡Víctima de algún tirano!
¡Torturas y paredones!
¡Exiliados y prisiones!
La corrupción circulando
por las arterias sociales.
Sólo la ley de la selva…
las demás, pisoteadas.
Hambre… Ignorancia… Crueldad.
Odio… Muerte… Destrucción.
La pirámide fascista
que, antaño, nos pisoteó.


Luis Arranz


                




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