Hay años que la
escarcha veranea
y te sorprende en
la siesta...
No busques
respuestas,
solo el mar y las
mareas
te rozan de
frente y te apresan...
Es una locura
seguir el rastro.
La pieza cazada
está muerta.
Y un vacío sin
tacto huye por la puerta...
Es un laberinto
cauto de calles estrechas,
y un viento raudo
el que me enreda...
y sigo en la
vida, en lucha abierta,
cerrando heridas y abriendo brechas.
Hay meses que las
olas hibernan
y el mar embravecido
se acuesta.
que traen aguas y mezclan
agua dulce y
salada,
arrastrando
nutrientes
en el amplio
delta,
y piélagos de
peces nadan
en aguas revueltas.
Remolinos que
crecen
en una oscuridad
inmensa,
y un universo de
algas
duermen en la
ciénaga.
Son ciclos
inmutables
de la vida, la
naturaleza...
frío, calor, niebla; luna, sol, y tierra.
Nubes blancas y
negras
que en el cielo
dibujan tormentas…
Cae la lluvia,
cálida, y fresca...
y una cortina de
agua centellea en la selva.
Las aves mojan
sus plumas.
Pacientemente
esperan,
rayos que activen
sus alas
que libremente
vuelan…
¡Me siento
turbado de tanta fuerza!
Un huracán acecha…
Elementos
embravecidos
me conducen a una
selva
y semillas
tiernas...
Imponentes
arboledas
dominan el
ecosistema;
y, abajo, en el
suelo,
reposan las hojas
secas.
Hay años que la
escarcha veranea
y te sorprende
entre sueños…
Otros años, la escarcha
otoñea en
primavera,
y años, que mi
vida
se evapora en la
tierra.
Hay años que la
escarcha juguetea
y, sibilinamente,
te la juega…
Otros años la
escarcha
te humedece. Y te
hiela.
Hoy sueño con
brumas
que me nublan las
ideas…
hay años que la
escarcha
te congela los
poemas,
y unos versos,
congelados…
¡se despiertan de
la siesta!
Hay años que la escarcha
veranea
¡y te fastidia la
fiesta!
Francisco
Lira. (Julio 2018)
bravo...precioso poema
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