martes, 22 de enero de 2019

UNA SENTENCIA EJEMPLAR


A un cura violador y depravado,
juzgado le ha, el mismísimo vicario.
Sentado -dentro del confesionario-
del reo, sus disculpas ha escuchado.

Grabadas, deja, al punto -y bien escritas-
palabras de sentencia singular:
¡”Condénote a rezar y trabajar,
en un centro de monjas Carmelitas”!

Las monjas, con cariño, han recibido
a un cura que demuestra tal fervor:
que abraza, a las novicias, con ardor
y aumenta –con los besos- la libido.

¡Un año de condena ya ha pasado!
¡Alegre! Va cumpliendo su tarea.
Con guiños, a las monjas mira… ojea…
y, a más de la mitad, ya ha embarazado.

                         

La “dura vara”
de la Justicia,
“cubre” y ampara
a la novicia.

Luis Arranz


3 comentarios:

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