...Y ahora va la abuela y
nos cuenta lo de don Zoilo Zorraquín en la iglesia de Chivilcoy; peor si nos
cuenta lo de la luna de miel en Montevideo, cruzando el Río de
En el hotel Majestic fue
una noche de luz apagada, desnudez asombrosa, dolor increíble que borró la
vergüenza y el insomnio. Al día siguiente cuando tapó las ojeras negras con el
sombrero de la camelia que le había prestado su hermana se fueron al cine por primera vez. Sonaba el
piano alegre y los personajes se aplastaban tortas de crema en la cara; todo el
mundo se reía y ella también escondiendo la cara. En el entreacto el piano
empezó a tocar unos trémolos que no anunciaban nada bueno. Apagaron las luces y a lo lejos se vio un tren escupiendo humo negro que se acercaba cada vez más
para atropellarlos; empezaron los gritos, había miedo en las sillas que se
caían haciendo ruido, ella fue la primera en salir a la vereda, tropezando entre
la oscuridad, estaba despeinada y había perdido el sombrero con la camelia y
lloraba como una Magdalena. Nunca le gustó el cine.
NO, mejor que nos cuente lo de don Zoilo Zorraquín...
Sabadell, setiembre 2018
Genial, Ana, genial y una narrativa perfecta. Sorpresa al final y un cuento dinámico que te deja con deseos de más. Eres una escritora muy buena.
ResponderEliminarAna te has desenvuelto en la narrativa muy bien con las palabras justas para hacernos ver pasar las escenas. Un buen cuentito y muy grande.
ResponderEliminarEntrañable cuentito Ana. Casi puedo ver a la abuela en su noche de bodas, en el afán de llegar a la meta y comprobar, qué se siente cuando se pueden coger de la mano.
ResponderEliminares un cuento breve, ingenioso e ilustrativo. Y de verdad que espero el de Zoilo Zorraquín, que será tan entrañable como todas las cosas que nos cuentas.
Creo que no te he dicho, que hace días ya, he colgado en mi blog un poeta tuyo. Y como Jesús lo tiene todo tan controlado, puedes ir desde este blog y leerlo.
Enhorabuena amiga por los regalos que nos haces a través de este espacio virtual.
Muchos abrazos para calentar estos días algo grises.
Breve y preciso. Cualidad insuperable de todo buen cuento. Mantiene la tensión y la resuelve con acierto.
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