Nuestro compañero Francisco Lira, le dedicó estas palabras, publicadas el 14 de marzo en El Periódico de Catalunya y que reproducimos íntegramente a continuación:
Querido Gabriel,
He querido esperar a que pasaran unos días
para poder plasmar por escrito, todo lo que siento. ¿Cómo es posible que hayan
matado tu bonita sonrisa y tu sana inocencia.?
Mi conciencia se evapora, y una niebla de
angustia me transporta a tu agonía. Me gustaría resucitarte y darte un beso,
cogerte en mis brazos y entregarte, vivo, a tu madre. Sin embargo, todo esto
que yo anhelo no es posible Gabriel…son solamente deseos de impotencia que me
sacuden por dentro…
No sé, pero me turba la idea de saber que
puedan existir personas a mi alrededor
que sean capaces de hacer lo que han hecho contigo. No eres el primero,
ni serás el último. Esto es lo más difícil de aceptar.
Y aquí me tienes, recordándote, y quiero
decirte algo, que estoy seguro que tú ya sabes:
“Tienes una madre, que aparte de haberte
dado un amor infinito y un cariño eterno, que yo sé que tú lo vivías con esa
alegría que denota tu sonrisa de niño bueno, quiero que sepas Gabriel, que tu
madre nos ha dado un ejemplo impagable a toda la sociedad. Nos ha pedido que no
ensuciemos tu sonrisa y tu inocencia, que
nos olvidemos de Ana, y que solo pensemos en ti…en tu sonrisa y tus ganas
de vivir.”
Perdóname Gabriel, pero
desde que me enteré que te sacaron de aquel maletero, tus
sonrisas se confunden con mis lágrimas…y mis deseos de justicia me dicen, que
para olvidar y borrar mi rabia, necesito saber, que personas como Ana no pueden
estar libres ni ahora ni nunca, y no es venganza Gabriel, es justicia. Por ti,
y por todos los niños muertos por la crueldad y maldad de personas como Ana. Lo
siento, pero no hay informe médico que
me convenza de una supuesta rehabilitación de una persona que ha sido
capaz de matarte a ti, y que no lo intentara de nuevo con otro niño.
Descansa
en paz Gabriel, y perdóname por mi atrevimiento. Nos vemos en el mar, con los
peces…
Muchos
besos, y no dejes de reírte nunca.
Francisco Lira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario