LA ARMONÍA MUSICAL
(Para quienes disfrutamos
con la buena música)
Susurros, ecos, tañidos…
transporta la sinfonía.
Llegan de ingenios dormidos.
Una cuerda, que yacía,
saca del arpa gemidos.
O la tecla que se pulsa;
o la suave percusión;
o el metal, que al son impulsa,
en una composición
alegre, gradual, convulsa...
El salón se unge con notas
que –dulcemente- levitan.
Euterpe las lanza –ignotas-
desde el éter donde habitan,
hasta las más altas cotas.
Colman el aire de esencia,
almibarando el oído.
Sensible y tenue cadencia…
Un halago embellecido
recibido con vehemencia.
Los instrumentos, sonando,
horadan nuestro interior.
Su fluir nos va impregnando.
Exquisitez y primor
-en parentesco- aflorando.
Música… ¡Sutil lenguaje
que al auditorio seduce!
Sensual… exultante viaje,
que una batuta conduce
con tan preciado bagaje.
Podrá el concierto acabar.
Podrán callar instrumentos
y retirarse el soñar…
Tan pletóricos momentos
¡No se pueden olvidar!
Luis Arranz Boal
Magnifico, tal como nos tienes acostumbrados.
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