domingo, 14 de junio de 2020

Ana de la Arena, recuerdo de un país que encarcelaba la libertad


HA PASADO

 

 Ha pasado,

desconocido,

aquel tiempo

en que te escribía

al penal.

Habrán reído

los carceleros,

habrán tachado y

cortado

manoseado el

papel que

atraviesa

el muro..

Habrás reído

o habrás llorado

crítico, irónico

ante el sinsentido

de la censura.

El sinsentido

de las palabras

violadas.

Ni tu nombre recuerdo

ni el numero de celda

juraría acabado en siete.

El aliento

de aquel papel

transparente

embolsado en

las tripas del buzón.

¿Las leías

para usarlas

de papel higiénico?

La costra de las heridas

ya no importa,

no sanan

del todo

los tatuajes negros,

dibujados

una y otra vez...

 

Siempre es así

o parece así.

Cuando se acaba todo

encuentras

las palabras justas.

Ten en cuenta

que solo es

una experiencia

personal.

 

Ana de la Arena / Sabadell


Imagen tomada de Internet

4 comentarios:

  1. No hay peor cosa que la pérdida de la libertad, cuando no has hecho otra cosa que pregonarla al viento. El encarcelamiento, la violación de la intimidad y el menosprecio a la persona, son los males que deberían desaparecer. Acongojan cosas así.

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  2. Ana, la pérdida de libertad siempre es un drama. Más cuando la injusticia rodea, persigue con el afán de restringir derechos, esos derechos que todos los ciudadanos deberían tener. Es un drama digo, porque lo pierdes todo.
    Pero las sociedades no siempre son justas y, además de vivirlas. quedamos aquí para recordarlas.

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  3. Ana, un poema de realidades tristemente vividas por millones de personas en el mundo. El poder, cuando se sustenta en la falta de democracia, de derechos y de libertades, es el poder contra el pueblo y sus ciudadanos. Un poema para no olvidar nunca la censura y atentados contra lalibertad de personas que han luchado por un mundo mejor.... 👏👏👏

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  4. Ana, con tu manera de escribir, clara, concisa y sin tapujos, haces que vivamos tus escritos como experiencias vividas. Tu modo de decirlas, calan muy adentro. Los i, nesperados finales de tus escritos, provocan al lector expectación, deseos de leer más. Consigues todo eso en un breve párrafo, poema o cuento. Eres genial.

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Félix Maraña

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