domingo, 26 de abril de 2020

CLAUDIO RODRÍGUEZ: El don de la palabra






Como si nunca hubiera sido mía,
dad al aire mi voz y que en el aire
sea de todos y la sepan todos
igual que una mañana o una tarde.
Ni a la rama tan sólo abril acude
ni el agua espera sólo el estiaje.
¿Quién podría decir que es suyo el viento,
suya la luz, el canto de las aves
en el que esplende la estación, más cuando
llega la noche y en los chopos arde
tan peligrosamente retenida?
¡Que todo acabe aquí, que todo acabe
de una vez para siempre! La flor vive
tan bella porque vive poco tiempo
y, sin embargo, cómo se da, unánime,
dejando de ser flor y convirtiéndose
en ímpetu de entrega. Invierno, aunque
no esté detrás la primavera, saca
fuera de mí lo mío y hazme parte,
inútil polen que se pierde en tierra
pero ha sido de todos y de nadie.
Sobre el abierto páramo, el relente
es pinar en el pino, aire en el aire,
relente sólo para mi sequía.
Sobre la voz que va excavando un cauce
qué sacrilegio este del cuerpo, este
de no poder ser hostia para darse.
Claudio Rodríguez  (Zamora,1934-Madrid,1999)

Don de la ebriedad, libro primero, 1953



Claudio, José y Vicente



1 comentario:

  1. Claudio Rodriguez, poeta ya lejos de este mundo, no por eso olvidado, ya que los poetas dejan atrás sus obras, dejan aquello que pensaban y sentían en forma de verso. La naturaleza y los elementos eran sus temas más recurrentes. Su voz en este poema, adornada por la luz o el viento. reconociendo que nada es nuestro por completo. Esa manía de posesión que tenemos los humanos y que tantos problemas nos acarrea. Porque pocas cosas son nuestras, muy pocas y solo una vida prestada es lo que tenemos que cuidar como nuestra, pero en ese préstamos que no sabemos cuando vence. Creo, que ese podría haber sido el pensamiento de Claudio Rodríguez.

    ResponderEliminar

Félix Maraña

  (Aunque ahora dan a luz, entonces las madres parían. Entonces, por 1953, las madres sólo tenían obligaciones y carecían de los derechos fu...