domingo, 5 de abril de 2020

JESÚS PICO: Visión de África a través de las manos.


TENGO LAS MANOS BLANCAS
                (ÁFRICA)

Tengo las manos blancas
lavadas por los siglos, el hielo y las tormentas
que azotan desde siempre estas tierras al norte
de tu piel requemada.
Tengo las manos blancas
de mirarse a sí mismas y creer
que las huellas en la nieve
son más ciertas que las huellas que borra
largamente el viento en tus desiertos.
Tengo las manos blancas
porque blanca es la ira
de los puños
y los dedos apretados
por poseer la nada:
polvo dorado, refulgentes mentiras
y un blanco desaliento
cercano a la impotencia.

Sin embargo…
Fueron tuyas mis manos
al despertar el tiempo su letargo de piedra
para contar la vida por tormentas y lunas.
Fueron tuyas mis manos
al rozar por vez primera el relieve del aire
y tocar otras manos.
 Fueron tuyas las manos
que eran ojos y devinieron palabras,
las manos que eligieron no ser garras, ser caricia
o cuenco donde mitigar la sed y apoyar la frente
 y tomaron el rayo para alejar los miedos
de la noche transformando la informe geología
en cotidianos objetos
perdurables como el amor
con que fueron creados.
Manos que subieron
a descubrir la nieve, manos
que se quedaron bajo el sol inclemente,
manos peregrinas, manos nómadas,
manos pródigas que volvieron -quién sabe
las vueltas del destino-,
¿quién recuerda, si no la arcilla, tantos
avatares, tantas idas y venidas,
tantas alas migratorias…?

Hoy ascienden tus manos, suben
a buscar su blancura, la nieve
que olvidaron, la lluvia
entretegida en un sueño circular y primigenio,
más oscuras que nunca y más tristes,
más vacías y solas.
Tus manos, como desplumadas alas,
sarmientos sin raíces,
agitadas sobre olas de un Estrecho de muerte,
vienen, acariciando espumas,
pidiendo lo que es suyo
y tal vez olvidaron.

Tienen el alma negra
y un viejo olor a sangre.
Traen el sol para mis manos.


Jesús Pico



6 comentarios:

  1. Estas manos nos sumergen en un retrato conmovedor. En estos días, que vemos nuestras vidas tranquilas volando por los aires, acongojados por pérdidas y desdichas, miedos y un poco de locura. Vienes tú y nos recuerdas las desdichas de tantos, y tantos seres, de tantos años que no se pueden contar. Cuando sus manos sembraban y no siempre recogían. Desdichas, sueños rotos y un desierto de arena y de indiferencia. Todos mirando, nadie buscando remedio. Triste, triste y conmovedor.
    Y esas manos tuyas Jesús, que nos han llevado a buscar la sombra de una encina, a conocer tu tierra desde el alma, desde los sentimientos en la mejor forma de un poema.
    Manos, benditas manos.

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    1. Gracias María. Ser poeta es mirar alrededor y ver con otros ojos. Contarlo luego y llegar al alma del lector que se descubre en nosotros, tan importante como uno mismo. Sin vosotros y vosotras mis manos serían estériles.

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  2. Como siempre Jesús, sabes emplear las palabras y los conocimientos, para acabar creando poesía o prosa, da igual, al final te has conveetido en un erudito de las letras, no en vano has ganado tantos premios. Felicidades por tu buen escribir, es un privilegio poder leerte Jesús. 👏👏👏😉

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    1. Gracias, Francisco. Los poetas, tú lo sabes, vamos dejando retales del alma, con mejor o peor fortuna. La práctica o la facilidad para la escritura, ayuda al fondo, ese fondo innato que rezuman los componentes de Poesia a Trenc d'Alba.

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Félix Maraña

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