…y ahora va la abuela y nos cuenta lo de la luna de miel
en Montevideo. Peor si nos cuenta lo de don Braulio Hidalgo en el puesto del
cangrejal cuando ella acompañó a su hermano Lisandro para eso del precio de la
lana y esperó en el charré a que
Nepomuceno, el hijo de don Braulio, le diera la mano para bajar y no pisar el
charco y antes que le mirara los tobillos ella descubrió que tenía los ojos
verdes color mate de leche y él le dijo a Lisandro si quería huevos frescos
para la patrona y Lisandro dijo sí y Nepomuceno se la llevó de una mirada
detrás del rancho por el camino del horno y ella se levantó un poco la pollera
para no ensuciarla de barro y él se dio
la vuelta y le miró las piernas y ella bajó los ojos castamente como decían las
hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y él abrió la puerta del gallinero y ella
se recostó en el alambrado de rombos que se hamacaba y cuando Nepomuceno con la canasta de huevos la
incrustó en el alambrado y le metió la lengua en la boca como una culebra
caliente y ella sintió que a él se le agrandaba algo debajo de la rasta que le
sujetaba las bombachas y que una mano
quería entrar por debajo de la pollera, le dio un buen empujón la canasta saltó
y se rompieron los huevos sin hacer ruido y cuando volvían mirando para abajo
esquivando los charcos Don Braulio y Lisandro seguían mateando y hablando del
precio de la lana y ella con la cara colorada y Nepomuceno mostrando la canasta
vacía dijo este año no están muy ponedoras
las gallinas. No, mejor que nos cuente lo de la luna de miel…
Ana de
Sabadell/DICIEMBRE 2020
Original el cuentito de la abuela, Ana. Ameno, divertido y con tu forma tan peculiar de comunicar que cautiva al lector. Dinámico y ágil a la vez que rico en vocabulario. Me gustó mucho. 👏 👏 👏 👏 👏 👏
ResponderEliminarEnhorabuena Ana, nos introduces en un mundo que cautiva. La sencillez, con ese punto de ironía hace que siempre nos atrapen tus historias. Esa abuela entrañable que nos dibujas, que nos intrigas para el próximo cuento, esperando la noche de la luna de miel.
ResponderEliminarMe gusta comprobar, que tienes la inspiración y las ganas de contarnos cosas tan bonitas.
Un bello cuento Ana.