Te encenderé la luna
la leña del olivo está ardiendo,
calentándose está el anciano
fumándose una pipa y cavilando.
Pensando está, si mis tierras de labranza,
cuando ya no pueda cuidar de ellas,
que ha sído todo el trabajo de mí vida
cultivarlas y recoger sus frutos.
Mis hijos se han desentendido de ellas,
mí señora aunque también ayuda,
pero se está haciendo mayor, y, ya no puede
en las varias tareas del campo.
El anciano mientras seguía calentándose,
tenía la mirada fija en los leños ardiendo,
su pensamiento fue algo increíble,
sería capaz de encender la luna.
Si alguno de sus nietos siguiera sus pasos,
en cultivar sus tierras queridas,
pasado algún tiempo, uno de los nietos
ponía cierto interés en las tareas de labranza.
Los hijos no pusieron ningún interés
en las tierras del abuelo,
porque sé fueron a la ciudad
a las empresas industriales
Cuando este nieto le preguntaba
al abuelo la utilidad de cada herramienta,
y para que servían, sé entusiasmó
lo atento que estaba con las explicaciones.
El muchacho se hizo mayor de edad,
y poco a poco, fue aprendiendo
a cultivar las tierras del abuelo,
el cual estaba muy contento
de las tareas que hacía su nieto.
El anciano había decidido,
cuando hubiera fallecido,
dejarle todos los cultivos a su nieto
porque era el único que hizo
que no se perdieran las tierras.
Joan Torrijos 16/10/16
Nos has hecho un gran regalo esta mañana Juan, una fotografía de aquellos campos donde era muy duro el trabajo. Yo conozco ese mundo y pienso que es entrañable: el campo, la labranza y aquella dedicación de los hombres con su azada, con el arado. Para mí es un retrato muy bello. La esposa que enciende la lumbre. Y la realidad, esa tan repetida de cuando los hijos se van a la ciudad.
ResponderEliminarLo has plasmado muy bien. Has querido también compensar con ese nieto las decepciones del hombre que se sacrifica, que trabaja y lucha con la siega, con las tormentas y muchas veces el granizo, Con todo eso, has encontrado un final feliz. A mí me gustan los finales felices.
felicidades por tan bonito retrato.
Así es la vida. Unos abandonan la tierra de sus abuelos y otros recogen el testigo de sus mayores para seguir cuidandola. No todos quieren hacerlo porque los campos suelen ser agradecidos si los cuidas bien y a veces son ingratos por culpa de los fenómenos admosfericos. Pero el abuelo se alegra con su nieto que se ve capacitado a luchar por la cosecha, colmando sus expectativas.
ResponderEliminarJuan, un poema que evoca las satisfacciones y sacrificios de las épocas de labranza y de cultivo... Y la entrega abnegada a la tierra que se trata con cariño y orgullo... Que dificil es encontrar nietos que quieran seguir ese camino, en estos tiempos de internet y alta tecnología... Felicidades por tu poema Juan! 👍
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