viernes, 20 de noviembre de 2020

LUIS ARRANZ, POBRECITA MI PENSIÓN (Ante la revisión del pacto de Toledo)

 

Desde 2010 hasta 2017, entre congelaciones, expolios y subida  brutal de los precios, las pensiones se nos quedaron “enanas”.


POBRECITA, MI PENSIÓN

 

  ¡Pobrecita, mi pensión!

¡Cuán frágil! ¡Y pequeñita!

¿Por qué tamaña agresión?

¡Lo que se da no se quita!

 

  El dinero que percibo

no es un “regalo especial”.

Es mi derecho más “vivo”.

El más digno. El más vital.

 

  Muchos años cotizados

para poder jubilarnos.

Dineros que –malgastados-

quieren volver a cobrarnos.

 

  Todos derrochan caudal:

las entidades locales,

la Administración Central,

gobiernos territoriales…

 

  “Los Jubilados, hoy, son

una carga inaguantable”.

Nos ha insultado un “chupón”

en tono vil ¡Miserable!

 

  ¡Matadnos, ya, de uno en uno!

¡Y, así, ya no habrá pensiones!

Este es el modo en que alguno

pretende dar soluciones.

 

 Con mi paga malvivimos

mis hijos, yo y mi mujer.

Por la mañana pedimos

para –en la tarde- comer.

 

  La nevera está vacía;

el agua me la han cortado;

el tendero no me fía…

La casa me han embargado.


  Somos avecillas presas

en garras de un gavilán.

Nos engañan con promesas

mientras nos roban el pan.

 

  “No se preocupen ustedes,

que nosotros lo arreglamos”

-nos dice desde el “Mercedes”

que, entre todos, le pagamos-.

 

  ¿Qué hicisteis con nuestra hucha?

¿Quién tiene nuestro dinero?

¡El que pasa hambre no escucha!

¡Justicia! Es lo que yo quiero.

 

  ¿Dónde están los “verdes brotes”

que anunciabais con furor?

¡“Perico el de los Palotes”

gobernaría mejor!

 

             Luis Arranz  (2.018)

lunes, 9 de noviembre de 2020

Ana de la Arena: CUENTITO


...Y ahora va la abuela y nos cuenta lo de don Zoilo Zorraquín en la iglesia de Chivilcoy; peor si nos cuenta lo de la luna de miel en Montevideo, cruzando el Río de la Plata en el barco de la Carrera, vomitando toda la noche de bodas por la borda, sabiendo que al día siguiente la esperaba la verdadera luna de miel, después de un noviazgo en que el abuelo no le había tocado ni la mano.

En el hotel Majestic fue una noche de luz apagada, desnudez asombrosa, dolor increíble que borró la vergüenza y el insomnio. Al día siguiente cuando tapó las ojeras negras con el sombrero de la camelia que le había prestado su hermana se fueron al cine por primera vez. Sonaba el piano alegre y los personajes se aplastaban tortas de crema en la cara; todo el mundo se reía y ella también escondiendo la cara. En el entreacto el piano empezó a tocar unos trémolos que no anunciaban nada bueno. Apagaron las luces y a lo lejos se vio un tren escupiendo humo negro que se acercaba cada vez más para atropellarlos; empezaron los gritos, había miedo en las sillas que se caían haciendo ruido, ella fue la primera en salir a la vereda, tropezando entre la oscuridad, estaba despeinada y había perdido el sombrero con la camelia y lloraba como una Magdalena. Nunca le gustó el cine.

NO,  mejor que nos cuente lo de don Zoilo Zorraquín...

 

   Sabadell, setiembre 2018

viernes, 6 de noviembre de 2020

Auri García: EL TÁNDEM DE LA VIDA


He vuelto a sentarme bajo el árbol

en el lugar sobre la alfombra de hojas.

Volver al lugar me ha estremecido

y los recuerdos me asaltan y no olvido.

Hay un silencio tan profundo en el entorno

el correr del agua lo rompe con su sonido.

 

En un tibio día igual que este

con la claridad de la luz del otoño

las promesas entre susurros

guardamos en el corazón inconsciente

y al tiempo las fuimos mimando

en aquel cariño adolescente.

 

Solo tú entendías mis silencios

y sabías, porque callo cuando callo,

y por qué me siento vulnerable,

y mi alma cerrada solo a ti abro.

 

Y corren gotas frías por mi frente

pensando en aquel amor adolescente,

que conquistó para siempre y sin medida

del bosque el frescor, del río la corriente

y el total del calor del corazón mío.

 

Pude asomarme a la sima de tus ojos

y sentir una emoción desconocida.

Quisimos saber lo que se siente

al pedalear los dos juntos sin medida.

 

Nos subimos al tándem de la vida…

ahora somos dos, los que emoción sienten.

No te vayas nunca de mi mente

aunque yo por favor te lo pida.

Que voy haciendo un listado de mis heridas

desde que tú no estás aquí presente.

 

Dame la cura a los recuerdos

que siempre contaran en mi vida.

El primer amor nunca se olvida,

a la ilusión no es indiferente.

 

Y por eso es por lo que estoy aquí

en el mismo lugar, el mismo río, la fuente,

para ver si sigues en mi mente.

No se pueden correr cortinas

y ocultar un amor adolescente.

 

 


 

 

 

 

martes, 3 de noviembre de 2020

Luis Arranz: AL “NIÑATO PIJO”

 

 Con cierto aire acusador

y punzante, me dirijo

a pedir que, por favor,

hable bien el niño “pijo”.

 

  “Bgueno”…”bgien”…”fgenomenal”…

“supegguay”… cuarenta “o seas”…

¡Te equivocaste, chaval!

Lo malo es que no lo veas.

 

  El niño pijo se cree

que, hablando así cada día,

quien le escucha -o quien le lee-

le tendrá más simpatía.

 

  Lo que consigue no es eso,

sino todo lo contrario.

Se equivocará en exceso;

maltratará el diccionario.

 

  A la persona que escriba

y que hable así por las calles,

cualquiera que lo perciba

le espetará: ¡”Que te calles”!

 

  Son pijos gentes incultas

que tienen por pretensión,

buscar palabras ocultas

y usarlas sin ton ni son.

 

   Pero cualquier otro opina

que no hace falta buscar

nada raro si se atina

al escribir o al hablar.

 

  Con un vocablo adecuado

y una estructura correcta,

el verso queda bordado

y la prosa irá perfecta.

 

  Quien lo lea, entenderá

lo que allí se encuentra escrito.

Su sentido captará,

aunque no sea un erudito.

 

  Estos versos los dedico

al que quiere aparentar

ser culto, pero es borrico

y usa un lenguaje vulgar.

 

          

UN CABALLO SIN RECELOS de Encarna Jiménez de la Cruz. Revista poètica 1.26

  Cuando cabalgo, a la grupa, de un caballo sin recelos, por una playa de seda, le doy al agua mis versos. Son palabras engarzadas...