jueves, 30 de abril de 2020

SANTIAGO A. LÓPEZ NAVIA: Versos para el confinamiento


Arte nuevo de no ir a ninguna parte

Busca una silla cómoda y sitúate
delante de tu puerta bien cerrada.

(Arte nuevo. (Entre tantas asperezas), Madrid, Vitruvio, 2013)

POEMAS PARA CONFINAR AL CONFINAMIENTO

A veces pensarás que tus angustias,
quizá tus ilusiones más sencillas,
te harán creerte único en el mundo.
No olvides, si te pasa, cuántas vidas
transcurren en ese mismo momento.
Mientras que alguno compra en algún sitio
(Jacobo, créeme, estas cosas pasan)
caviar para sus perros o sus gatos,
un niño agotará su aliento último
prendido en la ubre seca de su madre,
y mientras, abismada en el espejo,
una muchacha sufre por su talla,
otra, en alguna parte, da su cuerpo
por un trozo de pan o una moneda,
y mientras alguien oye inconmovible
las lágrimas que brotan de la rabia,
otro deja su piel hecha jirones
tratando de dejar atrás la valla
donde levanta el hambre su frontera.
Y aunque las diferencias sean tantas,
todos los hombres son el mismo hombre,
todas las sangres son la misma sangre,
todas las tierras son la misma tierra,
y no hay dolor más grande, habrás de verlo,
que una esperanza en flor que alguien arranca.

(Ética y retórica a Jacobo Sadness, Córdoba, Ateneo de Córdoba, 2009)

Santiago A. López Navia (Madrid, 1961)




miércoles, 29 de abril de 2020

Los mundos oníricos de JESÚS PICO




NOCHE

I

Relámpago herido vienes
ensangrentando las calles,
muerte helada en tu mirar
enajenado de sables.
Relámpago herido, trueno.
Y nadie para acallarte.
Se agigantan las paredes,
está agonizando el aire:
frente a frente tú y mi miedo.
¿Dónde dormirán las aves
que me prestaban sus alas?
¿Dónde del sueño las llaves?
Angustia del perseguido,
del solitario y del alce.
Terror sin nombre y sin cuerpo
cercado de sombras arde.
Mirar de noche sin luna,
arcano nacido en martes,
secular odio profundo
inmolado en viva carne,
me juzgas desde el origen:
por ser hombre soy culpable.
Redondel corinto y oro
borda, vibrando la tarde,
primores y opacos miedos
con hilos de crueldades.
Paren plomo los fusiles
-¡Ah, gemidos de las madres!-,
biberones de metralla,
sangrantes juguetes de hambre.
Y bosques que son museos
sin ríos donde mirarse.
¡Horror de preñadas vírgenes
y niños artificiales!
¡Ah!, ¿dónde poner los ojos?
¿Dónde buscar un paisaje?
Secular odio profundo
enajenado de sables.

Están llamando a la puerta...
¡Yo no quiero ver a nadie!



II

Qué deseos maniatados
golpean en los cristales
sin conocerte siquiera
al acostarse la tarde.
Y este exótico lugar
con labios de mujer sabe
besar dulcemente el alma
mientras se acuesta la tarde.
Silencio último y primero,
mar rodeando este instante,
viento en calma, lluvia leve,
mientras se acuesta la tarde.
¿Dónde van tus blancas liebres?
Brincan, huyen, vienen, caen,
perseguidas por mis faunos
al acostarse la tarde.
Tan irreal y tangible,
tan desnuda de cadáveres,
tan redimida de tiempo,
te acuesta junto a la tarde.
Junto a la tarde te acuestas
y yo puedo transportarte
sobre un pañuelo de viento
voluptuoso y salvaje.
Y oreo años subterráneos
sobre tu piel, estandarte, 
símbolo humilde y altivo
de la libertad amante.
Ya se borran los contornos,
los ojos centran la imagen.
Cúpula loca de siglos,
muerte del diablo y del ángel.
Humedad de lluvia en celo
besa las nubes de encaje.
Celestiales garañones
trotan por el mundo exánime.

Murieron todos los vientos.
¿Quién golpea los cristales?



III

¿Así que morir es esto?
Contemplar el oleaje
con esta altura en los ojos,
verme romper tan distante
en las rocas doloridas
-mundo cansado de achaques
recogiéndose en sí mismo
para saltar con su sangre-
¿Así que morir es esto?
Agrio silencio sin talle,
sorda leyenda varada
en el último visaje.
Acaso despierte un día
de este morir ondulante,
de este contemplarme muerto
sin poder hablar con nadie.
Acaso despierte un día,
tal vez me despierte alguien.

La lluvia a lomos del viento
penetra todas las calles.


 Jesús Andrés Pico (Sardón de Duero, Valladolid, 1956)
 “Las manos en el río” (De donde nace el viento, 1989)






martes, 28 de abril de 2020

FLORENTINO HUERGA: apuntes y poemas para la ceniza y nosotros.


ESTE ES EL TIEMPO       


Este es el tiempo que viene hacia nosotros
y se va hacia una noche sin orillas
amor, y la esperanza posada está
en tus labios, que son una promesa
no cumplida; sólo cumple el tiempo inexorable
su ciclo con el hombre.
No hay otro camino, sólo la noche aguarda
aunque ignoremos, amor,
que allí se quiebra la luz,
allá rompe el equilibrio
la claridad que habita nuestros ojos.
No hay otro lugar para quererte
que este páramo hosco, esta sequedad
que a veces humedece la nube pasajera.
No hay otro lugar tan entrañable
que este lugar de tránsito hacia el sueño.
Mañana, amor, habrá en la paramera
un árbol feliz y será tu nombre
al viento cardinal
rompiendo las paredes.


Florentino Huerga (San Cristóbal de Entreviñas, Zamora, 1935-Barcelona,2005)

(Del amor y otros desengaños, 1981)


lunes, 27 de abril de 2020

JOAN MARGARIT: Cervantes confinado.







CÀLCUL D’ESTRUCTURES
Ara aquesta ciutat ja no ve amb mi,
al meu costat, per fer-me companyia,
ni m’empara del vent i de la pluja.
Allò que vaig pensar-me que apreníem
-els temples grecs, el càlcul d’estructures-
quan la Diagonal creuava els camps
i jo era estudiant d’arquitectura,
és un ofici de paletes morts
i fonaments de boira. També ella,
la noia càlida que em va estimar,
s’ha convertit en la desconeguda
que, en la fotografia d’un jardí,
miro ageguda i en vestit de bany.
Batega rebel·lant-se un desig trist,
i busco rastres d’algun altre amor
en el camí que, entre les cames nues,
encara em du, cansat, cap al meu somni. 
Així és com vaig entrant en la vellesa:
al principi no sembla haver-hi canvis,
com una barca que ha apagat els llums
i el motor en la nit, quan entra a port,
però que dins la fosca continua
relliscant en silenci per les aigües.
Ara, malgrat saber que recordar
el sexe en solitari és morir sol,
resseguint el cos d’ella ja perdut
calculo la meva última estructura.

Joan Margarit 
( Càlcul d’estructures, Enciclopèdia catalana,2005) 





CÁLCULO DE ESTRUCTURAS

Ya no viene conmigo esta ciudad:
no me hace compañía, ni tampoco
me proteje del viento y de la lluvia.
Aquello que pensaba que aprendíamos
-cálculo de estructuras, templos griegos-
cuando la Diagonal cruzaba descampados
y yo estaba estudiando arquitectura,
es un oficio de albañiles muertos
y cimientos de niebla. También ella,
la cálida muchacha que me amó,
se ha convertido en la desconocida
que, contemplo tumbada, en bañador,
en la fotografía de un jardín.
Un deseo rebelde late triste,
y busco el rastro de otro amor
en el camino que hoy, entre tus piernas
desnudas, todavía me conduce,
cansado, hacia mi sueño.
Así entro en la vejez:
no parece haber cambios al principio,
como una barca que, al llegar a puerto,
ha apagado en la noche sus luces y el motor,
pero en la oscuridad aún prosigue
resbalando en silencio por el agua.
A pesar de saber que recordar
el sexo en solitario es morir solo,
recorriendo su cuerpo ya perdido
hoy calculo mi última estructura. 

Joan Margarit 
(Cálculo de estructuras, Visor, 2005)

domingo, 26 de abril de 2020

CLAUDIO RODRÍGUEZ: El don de la palabra






Como si nunca hubiera sido mía,
dad al aire mi voz y que en el aire
sea de todos y la sepan todos
igual que una mañana o una tarde.
Ni a la rama tan sólo abril acude
ni el agua espera sólo el estiaje.
¿Quién podría decir que es suyo el viento,
suya la luz, el canto de las aves
en el que esplende la estación, más cuando
llega la noche y en los chopos arde
tan peligrosamente retenida?
¡Que todo acabe aquí, que todo acabe
de una vez para siempre! La flor vive
tan bella porque vive poco tiempo
y, sin embargo, cómo se da, unánime,
dejando de ser flor y convirtiéndose
en ímpetu de entrega. Invierno, aunque
no esté detrás la primavera, saca
fuera de mí lo mío y hazme parte,
inútil polen que se pierde en tierra
pero ha sido de todos y de nadie.
Sobre el abierto páramo, el relente
es pinar en el pino, aire en el aire,
relente sólo para mi sequía.
Sobre la voz que va excavando un cauce
qué sacrilegio este del cuerpo, este
de no poder ser hostia para darse.
Claudio Rodríguez  (Zamora,1934-Madrid,1999)

Don de la ebriedad, libro primero, 1953



Claudio, José y Vicente



sábado, 25 de abril de 2020

JOSÉ LUIS PUERTO: Desde un jardín al oeste.







Botánicas            


Hay un brezo que espera
la conmemoración de nuestros días
 y también la retama
que enjuga la derrota y la pobreza
con el lienzo tan blanco de sus flores.
Hay una mansedumbre que nos habla
con las sílabas puras
de todos los zarzales ateridos
por la morfina del invierno;
 si supiera su nombre
la invocaría siempre
con el salmo amarillo
de todo lo que fui
y que se halla extraviado
en los suburbios frágiles del tiempo.
Hay una ortiga que arde
y que señala el norte
de una pasión vivísima,
intacta desde el alba
gozosa de los nombres primordiales.
Y está guardado el heno
en las tablas cifradas del sobrado
que albergan el enigma
de lo seco y también de lo solar,
en espera de ser
rumiado por ganados invisibles
que transitan los prados
lentos de la memoria.
Si supiera el lugar
donde se conmemora el fulgor de mis días,
donde el salmo amarillo resplandece,
donde la ortiga entona
el gozo de mis nombres,
donde el heno ya es cifra
que me lleva al jardín de la memoria.
Si supiera el lugar,
se haría salvación este dolor
que trata de usurpar
las sílabas intactas de la dicha.

José Luis Puerto
(La Alberca, Salamanca, 1953)



viernes, 24 de abril de 2020

ALEXIS DÍAZ PIMIENTA: La poesía que vino de Cuba


De los ojos de un niño


De los ojos de un niño despegan los aviones.
Si cerrase los ojos caerían.
Sólo su asombro los mantiene en vilo,
Su manita los alza,
su corazón los mueve y los aleja.
Sin un niño pegado a los cristales,
a las altas barandas de una terraza adulta
morirían de horror los aeropuertos.
Un niño nunca podría decir la palabra “aeronáutica”
pero de él dependerá la imitación del pájaro.
Un niño no sabrá calcular las distancias
pero es la garantía del retorno.
Cada aeropuerto debe tener un niño pegado a los cristales,
junto a los altavoces, donde quiera que el miedo
se agazape.
Gracias a él tardará menos lágrimas el regreso de todos
dolerá menos besos el adiós de las madres,
las azafatas podrán prescindir de advertencias insulsas.
Un avión en el aire
Son muchos niños mirando al horizonte.

Alexis Díaz Pimienta 
(La Habana, 1966)




miércoles, 22 de abril de 2020

RAMÓN GARCÍA MATEOS: Rumor de agua redonda.





 Escalera del agua

Nada a nada de mí, ya deshojado
bajo la luz gacela de Granada

RAFAEL GUILLÉN
               


Cae el agua. Lentamente las horas
dibujan horizontes de jazmines
recobradas del tiempo en el rumor
de un vuelo de palomas y arrayanes.

Cae el agua. El aire en mil colores
transparenta la dulce
caricia de las rosas
los mirtos y geranios
las adelfas amargas que iluminan
la tarde primavera
el agua
el aire
tu voz azul de nuevo imaginada
en el rozar de un pétalo
los labios de la tarde
la música del agua siempre siempre
mientras en mil colores
el aire se desangra.

Cae el agua. Sentado aquí en la piedra
que bajo nardo y beso palpitara
eternizada al fin
en lágrimas de ausencia
contemplo la eternidad en piedra y agua.

Cae el agua. Y un tiempo sin contorno
de insomnes labios traslúcidos de amor
acaricia la umbría soledad
con sus dedos de sombra
y el corazón vacío
tembloroso
con límite en la luz y su fragancia
precipita los sueños
por senderos de sal:
salobre soledad de la memoria
la eternidad al fin todo lo vence
y canta con el agua
y con el agua muere.

Cae el agua. Se ha llevado la luz
el color de las flores. Sólo queda
el perfume suspendido en el aire.
Escalera del agua.
En el alma la noche.

 (De Como el faro sin luz de la tristeza, 2000, Premio González de Lama)

Ramón García Mateos (Cerralbo, Salamanca,1960)
Más poemas en: Cervantes virtual

ENCARNA JIMÉNEZ: Alas para volver.


CIGÜEÑA

Cigüeña de Extremadura,
como yo, siempre emigrada,
esperando un nuevo año
para volver a tu casa.
Y tú, cigüeña, regresas
porque juegas con ventaja,
tú tienes alas y vuelas,
pero yo no tengo alas
y paso años enteros
sin poder volver a casa.
Y me duele estar ausente
de mi tierra, tan amada.
Cigüeña de Extremadura,
me escuece ya la distancia
y me acuerdo de mi tierra
y llora mi pobre alma.
Cigüeña de Extremadura,
¡cómo te envidio las alas
para volver a mi tierra
y ver correr el Guadiana!
Tengo ya ganas de verlo
y me quedo con mis ganas.
Cigüeña de Extremadura,
llévame sobre las alas.

Encarna Jiménez de la Cruz
(Ribera del Fresno, Badajoz)


martes, 21 de abril de 2020

PEPITA SÁEZ: Para decir te quiero.



LA RÚBRICA                                                       

No, no acuchilles ese árbol
dibujando un corazón,
para decirle te quiero,
no hace falta esa razón.

Díselo tú cara a cara
con un beso o una flor,
que este tronco tiene vida
como tú y como yo.

Respeta su tronco fuerte
y no graves en él ningún corazón,
que lo dejarás sangrando
y puede morir de dolor.

No lo firmes con tú nombre
ni con el suyo,
que la rúbrica más sincera,
son tus brazos con los suyos.

Enlazando vuestros cuerpos
con el beso más profundo,
junto al tronco de la vida,
que pronto dará sus frutos.

Pepita Sáez.



lunes, 20 de abril de 2020

JOAN TORRIJOS: El silencio que aún nos duele.



LA SOMBRA DEL SILENCIO
                    
El silencio está dormido,
águilas sobrevolando
sospechan algo escondido.

Ya duermen bajo la tierra,
tanto hombres como mujeres
enterrados en la sierra,
en las cunetas o Mieres.

Fueron los fusilamientos
que acabaron con sus vidas,
no tuvieron miramientos,
fueron mentes corrompidas.

Las aves siguen volando,
observando, están calladas
las tumbas que andan buscando
y sin haber sido halladas.

Han pasado muchos años,
familias desesperadas
buscando entre los castaños
con herramientas y azadas.

Algunas han encontrado,
pero son los gobernantes
que nunca están a su lado
para ayudarles cuanto antes.

Joan Torrijos
           (14/4/18)


domingo, 19 de abril de 2020

JAUME BAIGUAL: Ara que els nens són a casa...


Els secrets de l’Arlet

En un racó de la casa,
l’Arlet distreta està
juga amb la motxilla de la nina,
la tanca i obre sense parar,
murmura baixet,
que ningú la pugui escoltar,
cada gest que amb la mà fa
s’intueix que alguna cosa
dintre i vol guardar.
Què fas Arlet?, el seu avi li preguntà.
Estic guardant uns secrets.
Els teus secrets?
Sí avi, els que ningú mai sabrà.
Va Arlet, sóc el teu avi,
me’ls pots explicar.
No avi, tinc cinc anys,
els tanco amb cremallera,
i quan sigui gran, els deixaré volar.

***


         Jaume Baigual i Rusiñol

         (El poeta de Sentmenat)


sábado, 18 de abril de 2020

Poetas castellanos. LUIS LLORENTE: Una mirada próvida a la vida.




Luis Llorente (Segovia, 1984)




ESTAMOS VIVOS...

-
"Todas las cosas a las que me entrego
se hacen ricas y a mí me dejan pobre."

                         RILKE

-
Estamos vivos
entre lo que nace y lo que muere.
Permanecemos
por la necesidad de ver.

La luz no sirve
al que regresa,
sino al que se marcha

en busca del cantar de ciego.

Hay un cristal de invierno que destella
y sobre el fondo es pátina de vida,
sonora languidez
que se encierra despacio en la visión.

Con nuestro esfuerzo hacemos
la hecatombe;
la muerte del ángel a partir de su verdad,
cendales del derribo,
oscura disidencia.

En ese cedro hay un temblor;
mira sus ramas, descubre
el paisaje perseguido
a partir del arrasado día.

La memoria es movimiento;
la mecánica de la duración
eficaz parece
allanando los caminos;
del lanzamiento a la materia
como del cuerpo a la palabra
y continúas en desnudo asombro,
en la tregua del aviso,
en la colmada bondad
que rellena el vacío mientras arde.

Como un palimpsesto es el transcurso
y el círculo azulado de la voz.
Al ver estás creando
sobre algo ya creado,
y cuando sientes que has perdido
la huella de la música anterior,
se acerca dadivosa
la herencia de otro idioma,
y sigues en celeste garabato,
avanzas en el predio que te lleva
a la extinción entre la luz y el aire.

Remanente del tiempo
que sigiloso pierde sus estigmas,
alienta los trazados del destino
y cifra el deterioro:
vestigio de la sombra en su asechanza
y en el silencio suave del sonido;
el pájaro dirige la batalla,      
potencia la unidad de los exilios,
canta
a lo lejos y en el ser de todos.

Bajo la lluvia ofrece la expansión
y,
dolido en lo que nace,
dolido en lo que muere,
ha dejado intacto
el poso del poema.
-
L. Ll.
(28 y 29.11.2019)
"De la próvida clemencia"










UN CABALLO SIN RECELOS de Encarna Jiménez de la Cruz. Revista poètica 1.26

  Cuando cabalgo, a la grupa, de un caballo sin recelos, por una playa de seda, le doy al agua mis versos. Son palabras engarzadas...