lunes, 12 de junio de 2023

CONTINUIDAD DE LA LUZ, Jesús Andrés Pico

Luz...

Cuando mis lágrimas te alcancen
la función de mis ojos
ya no será llorar,
sino ver.

LEÓN FELIPE

 

Nacía el día azul en el sol de la infancia,

bajaban por el Duero los versos de Machado,

se columpiaba la luz en las ramas más altas

y llovían palabras sobre surcos y juegos.

Y pasaba septiembre, así, como dejando

un largo silencio de hojas,

un rumor de surcos abiertos a la esperanza,

un agrio olor a hollejos y fuego en el hogar,

sarmientos desnudos y brisa entre los pinos.

Era tiempo de escuela, los niños

en el edificio de la derecha y a la izquierda las niñas.

Y siempre el aroma del pan recién horneado.

Era tiempo de nacer y el sol se alzaba

como una hostia más antigua que los dioses

sobre las enmarañadas copas, la vía, los caminos,

ofrenda de luz para iluminar la vida.

Moría septiembre hacia el centro del otoño

y se vestían de perlado llanto

los pliegues feraces de la mañana sonrosada.

Piaba la luz hambrienta y fría

picoteando rostros orantes y ofrendados

a la límpida deidad de las palabras

campesinas y aladas que anunciaban un don

en la ebria claridad de la Meseta.



Hay poeta dijeron el viento y los vencejos,

los tajamares del río y la corriente,

el nocturno silencio y los crepúsculos,

venían las palabras al labio y a la mano

y el mundo era pequeño.

Hacia otra luz marché, hacia otras aguas

donde mecer los sueños y los versos.

Era ley de vida, o ley de muerte.

Ley de tiempo inexorable

que oxida voluntades y cubre de ceniza

los mundos olvidados.

En todo caso continua la luz

derramando sin mí, sin nosotros,

luminosas mañanas que habitamos un día.

Mirad su mano blanca cómo desliza

un secreto fulgor por mis ojos cerrados,

por los ojos que ven más allá de las lágrimas.



Continuidad de la luz (Varia edition, 2022)


jueves, 8 de junio de 2023

SONETOS AL HOMBRE, Ángel Cazorla (1930-2023)

                                                  



IV

Pocos senderos quedan en el mundo
por donde pueda el hombre caminar
con la ilusión a cuestas, y saciar
al tiempo su hambre y sed de vagabundo.

Los he contado, y siempre me confundo
al no tener costumbre de pensar,
acaso porque creo que el azar
o Dios me ayudarán. ¿Por qué me fundo

en razones tan vanas? ¿Por qué espero
encontrar una ruta que me lleve
más allá de la luz de la memoria?

Lo ignoro en absoluto. Sólo quiero
que el final esperado sea leve
y pasar de puntillas por la historia.


VII

Cuántas veces el hombre se equivoca
en ese loco afán de superarse,
arrasándolo todo, y de lanzarse
a escalar la montaña, roca a roca.

Cuántas veces su mente se disloca
y aunque quiera no puede resignarse
a convivir en paz, sin alejarse
de esa paz que su entorno le convoca.

Cuántas veces el hombre, en su mezquina
condición de animal inteligente,
olvida su función de ser humano.

Y cuántas veces muere en una esquina
sin degustar siquiera el aliciente
de una mano de amigo, de una mano


XIII

El hombre está luchando eternamente
contra un destino incierto que la vida
marca en su corazón, como una herida
con la huella de un hierro incandescente.

Busca, quiere encontrar entre la gente
la luz de una sonrisa enternecida,
y al final se ve solo, sin cabida,
sólo él y el desamparo, frente a frente.

Qué duro es el oficio de ser hombre,
qué largo y espinoso es su camino,
qué extraña la ruleta de su suerte.

¿Y todo para qué, si está su nombre
escrito en el oscuro pergamino
que blande la guadaña de la muerte?



XXXI

Viviendo estoy al filo de la espera,
¿y quién no, quién no vive desahuciado
de su propio silencio? Malhadado
es el sino del hombre, y su ceguera.

Corre el hombre, y no puede su cojera
llevarlo al objetivo que ha soñado,
y al despertar se siente traicionado
como tú, como yo, como cualquiera.

Y si digo vivir, por decir algo,
es igual que morir sin decir nada,
o poner vida y muerte en la balanza.

¿Qué más da lo que soy o lo que valgo?
No hay señales en esta encrucijada
de caminos torcidos, de asechanza.


XL

Me muero como el pájaro, me muero
por los cuatro costados de la herida
cuando en el cielo empieza su caída
vertiginosamente hacia el otero.

Me muero como el pájaro, y me entero
que la muerte practica su embestida
jugando al ajedrez una partida
con las blancas y negras del tablero.

Me muero por la vida paso a paso,
me muero como el pájaro abatido,
me muero como el sol en el ocaso.

Me muero sin sentirme arrepentido
de haber ahogado en vino, vaso a vaso,
el oscuro dolor de haber vivido.




martes, 6 de junio de 2023

Dos poemas breves de Ana de la Arena

 

I

Verseo con el ceño fruncido

y las botas puestas.

 

Escribo un verso

que no es mentira.

Abro la tapa con un cuchillo

negro.

Las raíces del ombú golean

baldosas flojas.

Con sus negros troncos, los jacarandás

visten de violeta entretejido cielo.

El hornero ya no habita

su laberinto de barro.

Y,

abro la tapa con una cuchillo

negro.

Dialogo con él,

el de la voz áspera,

el que se agarrará a trompadas

y se hundirá en el barro.

 

¡Que me vengas a buscar!,

tengo las botas puestas,

la tapa abierta

y el cuchillo clavado.

 


Ana de la Arena

Sabadell, abril/2023


 II 

Más próxima a las lágrimas de cebolla

que a las de cocodrilo,

más próxima al viaje entre las sábanas

que al de motores aéreos,

transcurrió su tiempo de deberes y obligaciones.

En la recta final de la carrera,

no buscarà el podio ni la medalla.

Gastado el combustible, invierte el

de reserva en el trazo solitario

de una carta, que no es una carta,

como el perdón no es a si misma.

 

 

Ana de la Arena

Sabadell, mayo/2023

 

jueves, 1 de junio de 2023

LLEGINT ADAM ZAGAJEWSKY, poema de Carmina Ferreres

 

Amic, són dies del  teu jo en mi,

t’he llegit i he sentit les teves emocions

vives, com si la teva mirada fos la meva.

Tu tens la porta del coneixement ampla,

tu veus martinets, orenetes, vanesses,

àlbers, freixes...

quan jo veig tan sols ocells i arbres.

 

T’he trobat pel camí dels teus versos,

he conegut músics, poetes, pintors,

els he descobert i admirat amb l’ajuda de Google.

He aparellat lletra i música per dansar

al ritme de la creació dels teus somnis.

 

Com admiro el teu patir en la cerca

de  l’absoluta concentració... fins deixar de respirar.

La teva set que és com un mar, s’assedega per un petit rajolí,

però tu el saps trobar.

Demanes que el temps i la destrucció tingui pietat.

Que així sigui!

 

Lentament escrius, com si haguessis de viure

dos-cents anys i esperes immòbil, pacient,

allò que tens guardat a les golfes de la memòria.

I dius que mentrestant  persones com nosaltres moren.

I els llops segresten als nostres germans.

Amb quina rapidesa naveguen els vaixells

per les artèries.

 

Amb tu un breu cafè, assaborint

amb delit les imatges del quadre de

la família d’acròbates al desert.

M’entusiasmo llegint-te i escoltant

Aznavour,  l’emoció no em cap al pit.

Pot ser, com tu dius, la poesia

vetllarà en els ventricles del meu cor.

 

I també ens deixes lliçons per a prendre’n nota:

Cal mirar endarrere per a poder planejar el futur.

Cal recordar que a sota terra hi ha l’antiguitat.

La memòria és ràpida i lent l’oblit.

Combinem la vida real amb l’ideal

La vida lluita entre l’alegria i la desesperança.

 

Gran poeta, les teves veritats, et fan més

proper a nosaltres.

Que creïble ens resulta la teva cerca de remei

pel teu silenci, en una llarga tarda...

 

Amb tu passejo cap a la meva infància i reconec

que la vam viure sense adonar-nos-en. Jo també!

Però si que recordes el petit molí que et va fer el pare

i conclous  que la vas viure entre dies festius i sang.

Qui no voldria ser un nen per última vegada...

ens dius.

 

M’acomiado de tu dient-te que seràs en mi per sempre

i ho faig pensant en el cafè que et feia la mare

els diumenges i escoltant el vals de Shostakovich que vull

pensar que toca una orquestra de marins amb

uniformes de blanc impecable.

 

Quin goig llegir-te, mestre!

 

Basat en ADAM ZAGAJEWSKY

 

                  Carmina Ferreres   març 2023                      



 

 

 

 

UN CABALLO SIN RECELOS de Encarna Jiménez de la Cruz. Revista poètica 1.26

  Cuando cabalgo, a la grupa, de un caballo sin recelos, por una playa de seda, le doy al agua mis versos. Son palabras engarzadas...