jueves, 30 de diciembre de 2021

Recital d'hivern. CARMINA FERRERES

 

RES NO M’AGRADA TANT

Vicent Andrés Estellés

Recita: Carmina Ferreres




M’he estimat molt la vida,
no com a plenitud, cosa total,
sinó, posem per cas, com m’agrada la taula,
ara un pessic d’aquesta salsa,
oh, i aquest ravenet, aquell all tendre,
què dieu d’aquest lluç,
és sorprenent el fet d’una cirera.
m’agrada així la vida,
aquest got d’aigua,
una jove que passa pel carrer
aquest verd
aquest pètal
allò
una parella que s’agafa les mans i es mira als ulls,
i tot amb el seu nom petit sempre en minúscula,
com passerell,
aquell melic,

com la primera dent d’un infant


Res no m'agrada tant

com enramar-me d'oli cru
el pimentó torrat, tallat en tires.

Cante, llavors, distret, raone amb l'oli cru, amb els productes de la terra.

M'agrada molt el pimentó torrat,
mes no massa torrat, que el desgracia,
sinó amb aquella carn mollar que té
en llevar-li la crosta socarrada.

L'expose dins el plat en tongades incitants,
l'enrame d'oli cru amb un pessic de sal
i suque molt de pa,
com fan els pobres,
en l'oli, que té sal i ha pres una sabor del pimentó torrat.

Després, en un pessic
del dit gros i el dit índex, amb un tros de pa,
agafe un tros de pimentó, l'enlaire àvidament,
eucarísticament,
me'l mire en l'aire.
de vegades arribe a l'èxtasi, a l'orgasme.

Cloc els ulls i me'l fot.



miércoles, 29 de diciembre de 2021

Recital d'hivern. ANA DE LA ARENA

  



...y ahora va la abuela, tengamos o no ganas, y nos cuenta lo de don Braulio Hidalgo el del cangrejal, peor si nos cuenta cuando llenaron de abrojos la cabeza de Florita cuando vino hablando francés de la casa de la “Tante Madelin” y las sentenciaron al galpón todas culpables “a cazar ratones” hasta que reinara la paz y la concordia y  con las polleras levantadas corrieron como locas en la oscuridad perseguidas por los ojitos negros que se querían meter abajo de las polleras hasta que terminaron abrazadas llorando en un rincón y salieron de la mano, Florita la primera, derecho a la cocina a pelar tomates para las conservas del invierno. Y aunque miremos los relojes de reojo y se haga la hora de ir a bailar, ella seguirá con el cuento de cuando Rosita presentó a su novio, un panadero del pueblo, alto y flaco, primer candidato que entraba en la casa y ellas  le prestaron de todo, cintas, medias, le hicieron los rulos, le pusieron unos aros distraídos del cofre de encima de la cómoda negra y todas las pulseras que encontraron y  que cuando Rosita se miró al espejo para ponerse la cadena con la medalla de la Virgen de Lourdes, se puso a llorar diciendo que parecía un florero y le quitaron todo lo prestado y le deshicieron los rulos y la pedida de mano la pasaron en el galpón con las polleras levantadas y Rosita bajó con los ojos colorados de tanto llorar y el pelo como un nido de caranchos a que le pidieran la bendita mano, y buenas noches abuelita que se nos hace tarde, y salimos corriendo, sin darle un beso...

 Ana de la Arena 

febrero/2019




martes, 21 de diciembre de 2021

NOCHE DE AMOR. NAVIDAD

 


    Cae la nieve. Esos ansiados copos que se echan de menos y que sin ellos no parece tan Navidad. Al oscurecer con el aparato automático ya se han puesto en marcha las luces de Navidad que se apiñan y penden como racimos dorados e Iluminan la ciudad, colgando, haciendo puente en lo alto de las calles y avenidas, sobre las cabezas de las gentes. Los niños tiran su cabeza hacia atrás para ver estos adornos y cada año alucinan con las novedades.

    Como pasa siempre los ricos son más ricos y los pobres más pobres si cabe. Han vuelto los oficios inusuales como los chatarreros; los revendedores de cartones; los que andan en la basura buscando metales y otros elementos que les aporten algo de dinero.

    A la puerta de un comercio Beltrán lleva de la mano una caja de madera de la que sobresalen dos soportes reposapiés. Le cuesta un mundo cargar con la caja. Su oficio es limpiabotas. Hace frío, pero él no lo tiene porque se da mucha maña en darles lustre a los zapatos, los deja deslumbrantes y de paso entra en calor. Un hombre acompañado por su hijo sale de los grandes almacenes y Beltrán les ofrece sus servicios:

—¡Feliz Navidad! Señor, ¿le limpio los zapatos?, solo cobro un euro.

    El hombre le sonríe y piensa «como mucho debe tener la misma edad que mi hijo y ya trabajando».

—No necesitamos tus servicios, ¿verdad Oliver?

—Oliver mueve la cabeza de un lado a otro negando. —Su padre continúa diciendo…

—El caso es que me acabo de comprar estos zapatos y todavía tardaran unos días en necesitar un buen repaso. Pero no importa, toma cógelo, para ti el euro.

    Beltrán toma la moneda que le da este señor tan amable y no puede apartar la vista de los pies del niño al que este señor amable y bondadoso ha llamado Oliver y es su hijo.

«¡Son las zapatillas de deporte más bonitas que he visto en mi vida!», piensa. Y dirigiéndose a Oliver le dice con tristeza.

—¡Son preciosas! Yo nunca podré tener unas zapatillas como esas, pero me alegro de que tú si las tengas.

—Perdona que no te conteste. Oliver no puede hablar, sufrió un accidente en el que perdió la voz. Aunque lo desee no puede decirte nada. Pero le caes bien, de eso estoy seguro. Apenas tiene amigos, es muy tímido.

     Al oír Beltrán estas palabras, hace algo que ninguno de los presentes espera, abraza con simpatía a Oliver y él le sonríe y le devuelve un abrazo muy apretado.

    El padre de Oliver se interesa por la vida de Beltrán, «es muy niño para andar solo». Y les habla de una vida dura, de la soledad de ser huérfano.

    Oliver escucha a Beltrán y siente que no es como otros niños que se ríen de él porque no puede hablar. Toma la mano de su padre y corre llevándole con él dentro del centro comercial y después de hablar en el lenguaje de los signos al cabo de un rato salen. Pero Beltrán ya no está y temen no saber encontrarle. Al día siguiente tienen más suerte ha vuelto con su caja de madera, su gorra, su pelliza de poco abrigo y rostro ausente. Echa de menos a Oliver y a su padre porque son buenos y él ¡está tan solo!

   Ve a un niño que corre por la acera en dirección a donde está él, seguido a poca distancia de su padre. Le da un vuelco el corazón y los niños enseguida se abrazan. Y el padre de Oliver le hace una oferta a Beltrán que no puede rechazar, que cambia su vida para siempre. Qué se vaya con ellos a su casa donde será feliz y tendrá una familia.

    Felices tumbados en una habitación doble, entre mullidos edredones Oliver y Beltrán duermen como dos benditos. Este año Papá Noel se ha superado. Antes nunca le trajo nada. Él piensa que quizás ni sabía dónde era su casa, viviendo en una cochambrosa chabola. Pero ahora le ha dado un padre y un hermano que también es su mejor amigo. En el salón bajo el árbol de navidad Papá Noel sonríe satisfecho. Ha dejado un montón de regalos para los dos niños y, entre otras cosas, una caja donde pone “Para Beltrán” y dentro de esa caja, unas deportivas del mismo estilo que las que llevaba Oliver esperan a ser descubiertas por el destinatario. Se conoce que Papá Noel tiene pajes por todos lados que lo saben todo.

  Auri.

Imagen: Limpiabotas al atardecer. Henry Santana.


 

   

 

 

 

 

 

   

jueves, 16 de diciembre de 2021

LA ORILLA VERDE

 

                   

Entonces dice el poeta

que Córdoba solo hay una

con la luna que la guarda

y el lucero que le guiña.

 

Él conoce esa ciudad

sus sierras y su campiña

y en sus sueños sin querer

más de una vez la visita.

 

El Guadalquivir callado

va pasando por los puentes,

se para para cantarle

al más viejo, que es más fuerte.

 

Al lado de la Mazmorra

su orilla verde se pierde,

se va tiñendo de rojo

con lamentos de sus gentes.

 

Descalzo va el corazón

para no causar ni ruido,

por sus callejas judías

se viste de peregrino.

 

La Sinagoga es pequeña

pero guarda los recuerdos

de lo que allí se vivió:

convivencias de otros pueblos.

 

Tus calles huelen a cal,

ventanas con celosías

que a la mujer cordobesa

ocultaban y escondían.

 

Más cuando miran sus ojos

en penumbra de esa casa

el hombre queda hechizado,

¡loco se toca su barba!

 

El murmullo de sus fuentes

que a los jardines refrescan

con la guitarra que canta

esos cantes de esa tierra.

 

Ellos quieren alejar

¡las penas y las miserias¡

Y cantan el cante jondo,

ese cante de tristeza.

 

Cuando la envuelve la bruma

vuela la imaginación,

su grandeza y esplendor:

como Córdoba, ¡ninguna!

 

 Gracia Espino

 

 

 

 

 

viernes, 10 de diciembre de 2021

BREVE HISTORIA


Vivir era fácil, en tiempos pasados:

cazaban… pescaban… tenían ganados…

cogían los frutos… campos cultivados…

hombres y mujeres, sencillos y honrados.

 

Todos trabajaban. Pero… ¡alguien gritó!

“yo os defenderé… el Rey seré yo”.

No trabajó más. Y se enriqueció

cobrando estipendios que el pueblo le dio.

 

La “Casta” reinaba. La Ley, del más fuerte.

Blandían las armas, para “convencerte”.

Verdad y Justicia, heridas de muerte.

De opinar, entonces, mejor abstenerte.

 

De fuera llegaron: hubo una  contienda…

¡Salvemos la vida! ¡Salvemos la hacienda!

¡Que el pueblo se una! ¡Que la gente entienda

que todos estamos en la misma senda!

 

La envidia y el odio provocan la guerra

(afán de riqueza, de poder, de tierra…).

Al cetro y al oro, siempre hay quien se aferra,

aunque, a su nación, la hunde. La entierra.

 

¡A la guerra vamos! (Nos van empujando).

El Rey -y los suyos- de lejos, gritando:

“Pegadles más fuerte, que estamos ganando”.

¡Heridos y muertos íbamos quedando!

 

Muchos inocentes mueren cada día

en guerras absurdas. El Poder les guía.

¡Hay armas masivas! (Alguien nos decía).

¡Todo era mentira! Después se veía.

 

¿Cambiar el gobierno? El fuerte no quiere

que manden los otros (la facción prefiere).

Alteran el orden y la gente muere.

Al golpe de Estado, el débil se adhiere.

 

¿Pide, el militar, una dictadura?

Se instaura. Y la ley castiga y censura.

Mientras, el gobierno fusila y depura

a la oposición… ¡Siempre mano dura!

 

El pueblo sencillo es el sufridor.

Si manda el tirano, pobreza y dolor.

Si –harto- se levanta, aún es peor…

Nos matan a todos… ¡Ay, Señor, Señor!

 

La Historia está llena de luchas sociales.

Hay reyes que son: necios… inmorales...

Hay ricos burgueses: que amasan caudales.

Y hay muchos políticos: viles, desleales.

 

Por eso dije antes que, siempre, la ley

defiende a la “Casta”, al noble y al Rey.

Ofende y excluye al resto… la grey.

Y reduce, al hombre, a decir “okey”.

 

Color colorín, color colorado.

¡Qué malo es vivir mundo falseado!

Sentirse, en la vida, siempre castigado,

por haber nacido sencillo y honrado.

 

Luis Arranz

 

 

 

 

jueves, 2 de diciembre de 2021

Mare Nostrum

“Margarita está linda la mar...” la Margarita deixa el llibre i pensa en el Caribe de Rubén Darío. Coneix aquest mar per les fotografies de turisme però el seu mar, és el mare nostrum. Tranquil i esbojarrat, testimoni dels viatjes d’Ulises, dels amors de Cleopatra, de les conquestes de grecs i romans, del naixement de llengües, de civilitzacions imposant-se per la força, pel comerç, per la saviesa.

“Margarita está linda la mar...”

 La Margarita estimava la mar, estimava endinsar-se hi, deixar-se anar, sense por. Estimava el plaer físic de les tendreses salades de la seva transparència.

“Margarita está linda la mar...” ja no sent que aquest poema l’arribi al cor com sempre. Margarita té 25 anys, sap que ha perdut la innocència, que l’ha guanyat el dubte i la pena. Bombardejada per imatges que no s’aturen, que no semblen tenir un final. La Margarita en té por de entrar en aquesta mar on va néixer Afrodita, amb els cabells plens d’estels, on Paris va amar a Helena. Té por de trobar-se un nen flotant com un vaixell a punt d’enfonsar-se, té por quan s’imagina éssers humans fugint del seu destí, empresonats per les cadenes d`un naufragi com si fossin  penjats.

“Margarita está linda la mar...” abandonada la història un cop més a la crueltat humana.

Margarita no tornarà a gaudir d’aquest mar, té por.

 

Ana de la Arena

(Segon premi en el concurs de microrelats organitzat per la Coordinadora d'Associació per la Llengua Catalana, 2021)





Nuestra compañera argentina, Ana de a Arena, que el pasado año ganó el primer premio de microrrelatos en lengua catalana, repite este año con el segundo puesto. En el libro "Microrelats, Grans històries" se recopilan ambos, el que aquí aparece y el que se puede  leer en este mismo blog.
Desde aquí la felicitamos

UN CABALLO SIN RECELOS de Encarna Jiménez de la Cruz. Revista poètica 1.26

  Cuando cabalgo, a la grupa, de un caballo sin recelos, por una playa de seda, le doy al agua mis versos. Son palabras engarzadas...