Vivir era fácil, en tiempos pasados:
cazaban… pescaban… tenían ganados…
cogían los frutos… campos cultivados…
hombres y mujeres, sencillos y honrados.
Todos trabajaban. Pero… ¡alguien gritó!
“yo os defenderé… el Rey seré yo”.
No trabajó más. Y se enriqueció
cobrando estipendios que el pueblo le dio.
La “Casta” reinaba. La Ley, del más fuerte.
Blandían las armas, para “convencerte”.
Verdad y Justicia, heridas de muerte.
De opinar, entonces, mejor abstenerte.
De fuera llegaron: hubo una contienda…
¡Salvemos la vida! ¡Salvemos la hacienda!
¡Que el pueblo se una! ¡Que la gente entienda
que todos estamos en la misma senda!
La envidia y el odio provocan la guerra
(afán de riqueza, de poder, de tierra…).
Al cetro y al oro, siempre hay quien se aferra,
aunque, a su nación, la hunde. La entierra.
¡A la guerra vamos! (Nos van empujando).
El Rey -y los suyos- de lejos, gritando:
“Pegadles más fuerte, que estamos ganando”.
¡Heridos y muertos íbamos quedando!
Muchos inocentes mueren cada día
en guerras absurdas. El Poder les guía.
¡Hay armas masivas! (Alguien nos decía).
¡Todo era mentira! Después se veía.
¿Cambiar el gobierno? El fuerte no quiere
que manden los otros (la facción prefiere).
Alteran el orden y la gente muere.
Al golpe de Estado, el débil se adhiere.
¿Pide, el militar, una dictadura?
Se instaura. Y la ley castiga y censura.
Mientras, el gobierno fusila y depura
a la oposición… ¡Siempre mano dura!
El pueblo sencillo es el sufridor.
Si manda el tirano, pobreza y dolor.
Si –harto- se levanta, aún es peor…
Nos matan a todos… ¡Ay, Señor, Señor!
La Historia está llena de luchas sociales.
Hay reyes que son: necios… inmorales...
Hay ricos burgueses: que amasan caudales.
Y hay muchos políticos: viles, desleales.
Por eso dije antes que, siempre, la ley
defiende a la “Casta”, al noble y al Rey.
Ofende y excluye al resto… la grey.
Y reduce, al hombre, a decir “okey”.
Color colorín, color colorado.
¡Qué malo es vivir mundo falseado!
Sentirse, en la vida, siempre castigado,
por haber nacido sencillo y honrado.
Luis Arranz
Con rimas, con métrica, Luis siempre cuenta verdades como casas. Esta me recuerda a los clásicos, que en realidad, de ellos hemos aprendido.
ResponderEliminarAunque real y triste, a la vez divertido.
Buen trabajo Luis.