sábado, 27 de febrero de 2021

Recital de febrero. Ángeles Martín.

 

¡ÉRAMOS TAN JÓVENES!       

 

Con los mismos juegos, en las mismas calles,

en la misma escuela y el mismo recreo…

yo con mis amigos, tú con tus amigas,

las mismas leyendas, con los mismos ecos

fuimos aprendiendo; nos hicimos grandes

y nos creció el pecho; a ti para ser madre,

a mí, un buen obrero.

Nos dimos las manos, juntamos deseos,

y unimos las fuerzas para defendernos…

Nacieron dos rosas y un clavel, ¡tan tiernos!

Nos multiplicamos para protegernos.

Si había rencillas, salíamos andando                             

hasta el olmo viejo y cuando volvíamos,

solo iba una sombra por nuestro sendero.

Ante nuestros ojos los hijos crecieron

e igual que nosotros alzaron el vuelo.

Y nos arrimamos más a nuestro fuego

porque, al irse ellos, el día y la noche

volvieron a ser nuestros.

Pero... ¡Ay la vida! Se giró de espaldas

para que no viéramos su astuta mirada.

Fría, implacable, dio la puñalada.

Ella... que un buen día nos dio la ilusión,

nos dio la confianza, nos dio la honradez,

nos colmó de un amor casi sin palabras…

y ahora exigía sin tregua pagarla.

No quiso partir la dicha adeudada

y se llevó tu vida, porque con tu vida

la mía llevaba.

Te fuiste doliente agarrada a mi alma

que por no seguirte quedó desgajada.

¡Éramos tan jóvenes! Dos palomas blancas

que siempre aletearon a la par sus alas.

¿Qué es una vida cuando así se ama?

Te fuiste sin mí, mi paloma blanca,

mi cuerpo en la senda, ni la sombra marca.

 

Ángeles Martín Millán

2-9-2018

ESCÚCHALO AQUÍ




 

viernes, 26 de febrero de 2021

Recital de febrero. Antonio Bizarro.

 

Güérfanos de verbos


¡Agilen p’alantre los que tién curtura!
¡Agilen p’alantre los que tién talento!
¡Qu’agilen delantre tós los qu’han leío
porque yo no pueo!
Na más soy poeta,
de los de nacencia, de los extremeños.

Y afilo mi pluma con la mi experencia,
y arrebusco, y jimplo, y escarbo’n los verbos.

¡Yo diré detrás con el mi magín
jilvanando versos!

Y es que yo cavilo:
Pa tirá del carro d’este galraero
a mí me s’ocurre que los ilustraos
tién que dir primeros.
Y aluego nusotros,
con versinos nuevos,
manque’n jarapales nus jagamos trizas
nuestros sentimientos,
pasino a pasino
jaremos sendero.

Y arrebuscaremos aquellas vereas
arrescondiínas por los nuestros pueblos;
castúas palabras, aquellas qu’antaño
icían los agüelos;
recaínos nuestros, los mesmos qu’hogaño
s’enrëan con el tiempo;
y güenos poemas, versos qu’en la tierra jueron enraigaos
por jondos pensares de grandes maestros.
¡Versos qu’entoavía
nus calan mu adrento!

Porqu’Extremadura es tierra arrogante
qu’esparramó cielo
por los escondrijos más arrebuscaos
d’este firmamento;
y los que jacemos memoria
d’aquello,
con la savia nueva
de los nuevos versos,
a viejos poetas
jonramos sin mieo.

¡Agilen p’alantre los que tién curtura
y nus abran paso a los poetas nuevos!
Pa que asín s’empollen
nietos y bisnietos
de la nuestra galra…
…¡qu’entoavía hay tiempo!
Y palren asina,
y sin miëo manejen tós los nuestros verbos,
esos que nus jinchan el pecho d’ergullo
a los extremeños.

¡Qu’agilen p’alantre, qu’agilen con ganas
los que tién talento,
los que tién curtura,
los nobles, los güenos, los sabios maestros!
¡Naide s’acagace!
¡Naide tenga mieo!
Qu’asín arrejunde dende su nacencia
la juerza d’un pueblo
que labró los mares más arrebataos
y sembró caraite’n la tierra adrento
regao con sangre,
suores y esjuerzos.

Y asina emigraron nuestros campusinos,
nuestros labraores, los nuestros ancestros.
Y asina soñaron gorvel ergullosos
con una mijina de gloria y dinero.
¡Pero jueron tantos los que se quearon
durmíos en el tiempo!
Su lágrima seca
dio retoños nuevos,
y endispués los nietos
y aluego’l silencio.

Y quiciás por eso hoy endilgo un chillo
con töas las mis juerzas a ese nuestro cielo,
al desparramao por los escondrijos más arrebuscaos
d’este firmamento:
¡Gorvel emigrantes!
¡Gorvel extremeños!
¡Gorvel cuantiantes manque na más sea
pa la fiesta’l pueblo!
¡Gorvel con la galra qu’arrebujaína’n aquellos jatos
sus llevastis lejos!
¡Gorvel a la tierra d’aonde sus llevastis
la vos qu’andenantes l’ascuché al agüelo!

¡Gorvel emigrantes!
¡Gorvel cuantiantes pa danos aliento!

¿No veis que nusotros, los qu’aquí queamos,
los que reguñimos con nusotros mesmos
sin tirá con juerza del carro eschangao
d’este galraero,
dende que sus juistis pa esos andurriales,
pa esos otros pueblos,
semos unos probes
güérfanos de verbos?

Javier Feijóo
Rapsoda: Antonio Bizarro

ESCÚCHALO AQUÍ



jueves, 25 de febrero de 2021

Recital de febrero. Paquita Guerra.

   

A mi madre


- I -

¡Cuán tristes pasan los días!...
¡cuán breves... cuán largos son!...
Cómo van unos despacio,
y otros con paso veloz...
Mas siempre cual vaga sombra
atropellándose en pos,
ninguno, de cuantos fueron,
un débil rastro dejó.

¡Cuán negras las nubes pasan,
cuán turbio se ha vuelto el sol!
¡Era un tiempo tan hermoso!...
Mas ese tiempo pasó.
Hoy, como pálida luna
ni da vida ni calor,
ni presta aliento a las flores,
ni alegría al corazón.

¡Cuán triste se ha vuelto el mundo!
¡Ah!, por do quiera que voy
sólo amarguras contemplo
que infunden negro pavor,
sólo llantos y gemidos
que no encuentran compasión...
¡Qué triste se ha vuelto el mundo!
¡Qué triste le encuentro yo!...


- II -

¡Ay, qué profunda tristeza!
¡Ay, qué terrible dolor!
¡Tendida en la negra caja
sin movimiento y sin voz,
pálida como la cera
que sus restos alumbró,
yo he visto a la pobrecita
madre de mi corazón!

Ya desde entonces no tuve
quien me prestase calor,
que el fuego que ella encendía
aterido se apagó.
Ya no tuve desde entonces
una cariñosa voz
que me dijese: ¡hija mía,
yo soy la que te parió!

¡Ay, qué profunda tristeza!
¡Ay, qué terrible dolor!...
¡Ella ha muerto y yo estoy viva!
¡Ella ha muerto y vivo yo!
Mas, ¡ay!, pájaro sin nido,
poco lo alumbrará el sol,
¡y era el pecho de mi madre
nido de mi corazón!

Rosalía de Castro

Rapsoda: Paquita Guerra

ESCÚCHALO AQUÍ



miércoles, 24 de febrero de 2021

Recital de febrero. Francisco Lira.

 NOS VEMOS PRONTO, AMOR…

 

Hoy te echo de menos

e imagino tus caricias en cuarentena,

sabiendo que en tu piel sudada

pasa la febrícula por tu piel...

Tu ausencia me encadena

a soñarte en circuitos de alientos...

Quisiera estar a tu lado

y sudar contigo nuestro malestar...

¡Cuánto daría porque me cuidaras!

Saber que estás a mi lado

para preguntarme como estoy

y pasarme la mano por mi frente...

Siempre pensé que esto no pasaría,

que en la enfermedad

estaríamos juntos y no separados...

Mi cabeza no asimila esta distancia

y juego en mi ventana con las nubes,

deseando que mis versos te abracen...

y sentir algo de alivio en tu mirada.

Porque también quisiera cuidarte,

pero sobre todo... acompañarte.

He comprado en mis sueños

un poco de todo lo bueno,

para hacerte un caldo de amor,

para poder curarnos...

Las horas pasan muy lentas

y siento un pulso social de angustia

que me desespera por dentro...

Sigo aquí solo y aislado, soñándote...

llenando de ti mis vacíos,

mi malestar y mis deseos...

Te acabo de mandar un beso,

espero que te llegue libre de virus

y preso de medicina para curarte...

No desfallezcas, estoy contigo.

¡Nos vemos pronto, amor!

 

Francisco Lira

ESCÚCHALO AQUÍ




 

martes, 23 de febrero de 2021

Recital de febrero. Jesús Andrés Pico.

 HA DESPERTADO EL VIENTO LA MEMORIA DEL POLVO

 

Me ha despertado el viento con sus dedos ardientes de verano del sur

una amarga nostalgia de tomillo y espliego,

de campos agostados y el clamor de los álamos,

un no sé qué que deja mi corazón maltrecho,

algo así como un llanto tras el cielo sin nubes de mi pecho desnudo,

un oculto rumor de agua cristalina y mediodía,

un desasosiego junto al pozo sin brocal ni barandas de la memoria

donde los ahogados lloran su soledad sin luna

y un eco sin salida se persigue a sí mismo,

la perdida inocencia de la patria pequeña

con murallas de adobe y frontera de pinos.

Allí el viento traía el aroma de nieve del lejano Moncayo,

aventaba en las eras las parvas y los sueños

y llevaba las nubes al redil del  ocaso,

ponía en las veletas un alba de cigüeñas

y borraba las huellas con su escoba de polvo

dejando en los caminos noticia de su paso,

mensajes del otoño que ha llegado a mi casa,

era grito o susurro en la piel de los chopos

y curtía mis manos como el agua del río y el sol de los secanos.

 

Ha despertado el viento las faldas de las niñas

y eriza su recuerdo la piel tersa del agua.

Flamean estandartes en los toldos tendidos,

derrotadas banderas que traspasa la vista

se levantan apenas del campo de batalla, pendones olvidados

con el color virado de las fotografías

invocan su derecho a los días azules.

Afinan las callejas ocarinas dormidas

y ululan las sirenas cual viento iluminado,

barrenderos sin cuerpo acolchan las esquinas

y los brazos ocultan su verano perdido.

Aquí el viento serpea subrepticio y caliente,

deja lágrimas de tiempo, juguetea con bolsas

de plástico entre los coches callados de la noche

y pone en las aceras dolor de primaveras

cuando pugnan cadáveres por surgir del asfalto.

Me abraza, viejo amigo, dejando por mi cara

el frío del recuerdo, enreda entre mi pelo

los dedos solitarios de quien mucho ha sufrido

y sólo anhela un verso en la pared del alma.

 

Me ha despertado el viento el dolor del recuerdo,

las callejas dormidas y el aullido del miedo

por los charcos quebrados de la memoria,

el humo de los trenes, cabellera en la tarde,

y la lenta nostalgia de su aliento en la nuca

de los verdes trigales y los pinos quemados,

me susurra al oído conquistadas palabras,

vocablos olvidados junto al arado viejo

y las eras desnudas. Y pone, porque viva,

su tremulante piel, su desnuda cintura

sobre mi torso yacente y entregado.

Es el viento rapsoda de poemas dormidos

entre albadas y trigos, de simientes caídas

en otoños del alma que germinaron viento;

su voz cálida despierta la vida que soñamos

y aleja nubes grises preñadas de tormenta

donde habita la vida que de verdad vivimos.

Espejea en el agua que su mano acaricia

el rostro que no tuve; los versos nunca escritos

y que él repite lento al pasar a mi lado visten la tarde y vuelan.

 

Ha despertado el viento la memoria del polvo,

el viento, ¡ay!, para que no me duerma.

 

Jesús Andrés Pico

Este poema obtuvo el 2º Premio en el II Concurso Litteratura de Poesía. Barcelona, 2015

Enlace a sus poemas ganadores. Blog Litteratura

ESCÚCHALO AQUÍ

 


lunes, 22 de febrero de 2021

QUETZAL: La poesía que nos viene irrumpe con la fuerza de la primavera

 

 

 
Flores y plantas

 

Una planta muy bonita,

que ve crecer a sus amigas,

que ve el agua corriente,

que ve que ella también crece,

incluso los arboles también crecen

de forma alta y más hermosa.

 

Las flores atraen a las abejas

para hacer su miel,

para nacer nuevas flores,

que las abejas esparcen

su polen en la naturaleza.

Y las personas con su carne

arrancan las flores

para con su familia estar.

Y nacer otras flores.

 

Flores, muchas flores,

para poder respirar.        


Quetzal

7 años

22/09/2019

sábado, 13 de febrero de 2021

FUTUR IMPERFECTE, microconte premiat de Ana de la Arena

 

FUTUR IMPERFECTE


Si no hagués agafat aquell dia, abans d'hora, el quaranta-cinc i no m'haguera assegut al costat d'aquell noi ros, maco, encorbatat i a l'hora de baixar, per culpa de la sotragada de l'autobús no m'hagués agafat de la corbata del noi i no hagués sigut necessari fer li'l boca a boca, ara no hi seria davant de l'altar de l'Església de Sant Agustí, abillada de blanc i amb un pom de flors a la mà, no hi hauria anat de lluna de mel a Lanzarote, on cada dia bufaven els vents alisis que no ens van permetre trepitjar la platja i ara no seria la dependenta de la botiga de corbates que en te el meu sogre al centre de Sevilla i no parlaria català amb accent andalús.

Ana de la Arena

(Primer premi en el concurs de microrelats organitzat per la Coordinadora d'Associació per la Llengua Catalana, 2020)

Aquí els guardonats i les bases de l'actual convocatòria.




 

miércoles, 3 de febrero de 2021

RECITAL VIRTUAL DE ENERO. Francisco Brines .3

Imagen: Luis Lonjedo, lasprovincias.es

 


TODAVÍA EL TIEMPO


Oyendo aquí los pinos, miro el cielo;
mis ojos, inocentes; soy el niño
que se esconde a mirar y oír el mundo,
a sorprender la noche cómo roba.


Sigo oyendo los pinos, sigue el cielo,
y mis ojos se apagan, ¿qué será
del que soy? Ya no es posible el daño;
sereno el corazón aguarda todo.

 Y sigo oyendo el tiempo, sombras
crecientes que penetran flacas
en mi cuerpo vacío,
hospicio de algún mal inacabable.


Posible es la alegría, me consuela la noche:
creía carecer de bien alguno,
y siguen devastando mi inocencia.


Rapsoda: Luis Herrero



DESPEDIDA AL PIE DE UN ROSAL

Si no hay conocimientos en las cenizas
dejémoslas caer en la belleza frágil
de este rosal que tiembla en el otoño.

¿Amar, qué significa, si nada significa?
Huésped del tiempo esquivo, desnudo ya de mí,
retener el raído esplendor de la existencia
que una vez creí mía,
antes que, apresurado,
me ciegue en el reverso de esta luz.
Y aguardar esta espera sin alguna esperanza,
sentir la fe de nada, pues soplé en las cenizas
y nada hay fuera de ellas:
tan sólo amar, sin pensamiento alguno,
el declinar pausado del Engaño.

Arde extraña la vida, como si contemplase
en mi extinción la ajena,
y no puedo apartar los ojos de su fuego.

Canta en el aire un pájaro,
el pájaro invisible de mi infancia,
el que entonces cantaba ya sin vida.

Arde una brasa aún al pie de este rosal
y no quema mi mano.
Cuánto olor en el aire, y el aire se lo lleva.


Rapsoda: Auri García



ACEPTACIÓN

Saliste a la terraza
pensando que la brisa de la noche
podría devolverte al que eres siempre.
Mas la tibieza que en tu cuarto había
era un ámbito, allí, bajo la calma
de alejadas estrellas.
Olvidar pretendías unas horas
todavía recientes, la penumbra
que acercaba el latido de los dos,
y tus palabras qué serenas eran
como si a nadie las dijeses. Viste
la emoción de su rostro, su contorno
quemarse de belleza;
y esas mismas palabras te llenaban
de dolor y de sombra.
De nada te sirvió, cuando quedaste
solo, cegar la luz,
hacer brotar desde un rincón la música,
fortalecer tu fe con su joven pureza.
Sobre tu frente se rompían olas
gigantes: el calor
detenido del día,
el naufragio de un hombre que entregaba
la pasión de su vida en el espectro
doliente de la música (aún
como si la esperanza le alentase),
y te ardía el espíritu
porque sentías declinar tu vida.
Para ser el que fuiste
sales a la terraza, para ver
si un frío súbito derriba pronto
la plenitud del corazón. Tocas
el aire oscuro con los labios, oyes
los gritos fatigados de la calle,
la luminosa altura te estremece.
El tiempo va pasando, no retorna
nada de lo vivido;
el dolor, la alegría, se confunden
con la débil memoria,
después en el olvido son cegados.
y al dolor agradeces
que se desborde de tu frágil pecho
la firme aceptación de la existencia.


Rapsoda: Paquita Guerra


Mira y escucha en YouTube:Francisco Brines

martes, 2 de febrero de 2021

RECITAL VIRTUAL DE GENER. Joan Margarit .3

 


CUESTA DE ATOCHA

 

Ellos dos van subiendo y nos cruzamos,
en la silla de ruedas,
sentado y encogido, solloza un hombre joven.
El padre, que la empuja,
echa hacia atrás los pies y, para hacer más fuerza,
estira cuanto puede las piernas y los brazos.

Así, encorvado y tenso,
puede vencer apenas la subida.
Sé lo que siente: que se ha hecho
viejo. Por un maldito instante
compadezco a ese padre: un error,
puesto que él todavía tiene a su hijo.

Esbozo una sonrisa mientras van alejándose.
Desde un portal,
una mujer me mira con reproche.
No comprende en qué escena de amor se está metiendo.

 

(Un asombroso invierno)

Rapsoda: Rafael Calero



NO TIRES LAS CARTAS DE AMOR

Ellas no te abandonarán.
El tiempo pasará, se borrará el deseo
-esta flecha de sombra-
y los sensuales rostros, bellos e inteligentes,
se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.
Caerán los años. Te cansarán los libros.
Descenderás aún más
e, incluso, perderás la poesía.
El ruido de ciudad en los cristales
acabará por ser tu única música,
y las cartas de amor que habrás guardado
serán tu última literatura.

 

(Aguafuertes)

Rapsoda: Mª  Teresa Català



PROFESSOR BONAVENTURA BASSEGODA

 

El recordo alt i gros,
procaç, sentimental: llavors vostè
era una autoritat en Fonaments Profunds.
Sempre va començar la nostra classe
dient: Senyors, bon dia. Avui
fa tants anys, i tants mesos, i tants dies
que va morir la meva filla.
I solia eixugar-se alguna llàgrima.
Teníem uns vint anys,
però aquell homenàs que vostè era
plorant en plena classe
mai no ens va fer somriure.
Quant fa que ja vostè no compta el temps?
He pensat en vostè i en tots nosaltres
ara que sóc una ombra amarga seva,
perquè la meva filla,
fa dos mesos, tres dies i sis hores
que té en la mort el fonament profund.

 

(Joana)

Rapsoda: Aleix Diz



DE LA SOLEDAT

                                   

Mentre passejo per un mercadillo,

vaig pensant que, en posar el meu fred als versos,

sóc com els arqueòlegs , que busco rescatar

vestigis del passat com si fossin trofeus.

Que em proposo  salvar, posem per cas,

el dia de tardor que et vaig conèixer,

o la meva primera estructura de ferro,

o l’instant que vam veure morir la nostra filla.

A prop del mercadillo, en un solar,Ra

enmig dels plàstics que arrossega el vent,

hi ha un drapaire que buida la seva camioneta

abarrotada de trofeus gastats:

copes, safates amb inscripcions,

figures en actituds retòriques.

M’he aturat davant de tanta sordidesa.

L’home ho va escampant tot al seu voltant.

La vida és feta de metalls innobles

que ja han perdut la seva lluïssor.

Però cap no envelleix

de forma més indigna que els trofeus.

 

(Càlcul d’estructures)

Rapsoda: Ana de la Arena


Mireu i escolteu-ho en YouTube: Joan Margarit

lunes, 1 de febrero de 2021

RECITAL VIRTUAL DE ENERO. Francisco Brines .2

 


PARA UNA MIRADA


Miras, con ojos luminosos,
mientras hablo, mis ojos. Los cabellos
son fuego y seda,
y el rosa laberinto del oído
desvaría en la noche,
acepta las razones que doy sobre una vida
que ha perdido la dicha y su mejor edad.
¿Cómo me ven tus ojos? Yo sé, porque estás cerca,
que mis labios sonríen,
y hay en mí delirante juventud.
Inocente me miras, y no quiero saber
si soy el más dichoso hipócrita.
Sería pervertirte decir
que quien ha envejecido es traidor,
pues ha dado la vida
o dado el alma,
no sólo por placer, también por tedio,
o por tranquilidad;
muy pocas veces por amor.

He acercado mis labios a los tuyos,
en su fuego he dejado mi calor,
y emboscado en la noche
iba espiando en ti vejez y desengaño.

 

(Aún no)

Rapsoda: Francisco Lira



EL PORQUÉ DE LAS PALABRAS

                                              A Fernando Delgado

No tuve amor a las palabras;
si las usé con desnudez, si sufrí en esa busca,
fue por necesidad de no perder la vida,
y envejecer con algo de memoria
y alguna claridad.

Así uní las palabras para quemar la noche,
hacer un falso día hermoso,
y pude conocer que era la soledad el centro de este mundo.
Y sólo atesoré miseria,
suspendido el placer para experimentar una desdicha nueva,
besé en todos los labios posada la ceniza,
y fui capaz de amar la cobardía porque era fiel y era digna del hombre.

Hay en mi tosca taza un divino licor
que apuro y que renuevo;
desasosiega, y es
                                 remordimiento;
tengo por concubina a la virtud.
No tuve amor a las palabras,
¿cómo tener amor a vagos signos
cuyo desvelamiento era tan sólo
despertar la piedad del hombre para consigo mismo?
En el aprendizaje del oficio se logran resultados:
llegué a saber que era idéntico el peso del acto que resulta de lenta reflexión y el gratuito,
y es fácil desprenderse de la vida, o no estimarla,
pues es en la desdicha tan valiosa como en la misma dicha.

Debí amar las palabras;
por ellas comparé, con cualquier dimensión del mundo externo:
el mar, el firmamento,
un goce o un dolor que al instante morían;
y en ellas alcancé la raíz tenebrosa de la vida.
Cree el hombre que nada es superior al hombre mismo:
ni la mayor miseria, ni la mayor grandeza de los mundos,
pues todo lo contiene su deseo.

Las palabras separan de las cosas
la luz que cae en ellas y la cáscara extinta,
y recogen los velos de la sombra
en la noche y los huecos;
mas no supieron separar la lágrima y la risa,
pues eran una sola verdad,
y valieron igual sonrisa, indiferencia.
Todo son gestos, muertes, son residuos.

Mirad al sigiloso ladrón de las palabras,
repta en la noche fosca,
abre su boca seca, y está mudo.

 

(Insistencias en Luzbel)

Rapsoda: Araceli Moretó



LA CERRADURA DEL AMOR

Soluciona la noche con monedas:
pagas así la cama.
Mas aquello por lo que tanto dieras
(o quizás dieras poco):
la promesa del cielo (que es lo eterno)
o esta vida final (el desengaño),
por el amor lo dieras casi todo.
Mas si lo ves venir aguarda altivo
porque el don que te llega lo mereces.
No le opongas dureza, mas que llame
a la puerta cerrada. No te fíes
de la belleza de un semblante joven,
y escruta su mirada con la tuya;
ayude la experiencia de los años
para tocar el alma. Si algo sabes
debe servirte mucho en esas horas.
Puede que, a quien esperas, le despidas,
y te quedes más solo.
Mas el amor no pagues con monedas,
no mendigues aquello que mereces.

 

(Insistencias en Luzbel)

Rapsoda: Joan Torrijos


Mira y escucha en YouTube: Francisco Brines

UN CABALLO SIN RECELOS de Encarna Jiménez de la Cruz. Revista poètica 1.26

  Cuando cabalgo, a la grupa, de un caballo sin recelos, por una playa de seda, le doy al agua mis versos. Son palabras engarzadas...