jueves, 30 de diciembre de 2021

Recital d'hivern. CARMINA FERRERES

 

RES NO M’AGRADA TANT

Vicent Andrés Estellés

Recita: Carmina Ferreres




M’he estimat molt la vida,
no com a plenitud, cosa total,
sinó, posem per cas, com m’agrada la taula,
ara un pessic d’aquesta salsa,
oh, i aquest ravenet, aquell all tendre,
què dieu d’aquest lluç,
és sorprenent el fet d’una cirera.
m’agrada així la vida,
aquest got d’aigua,
una jove que passa pel carrer
aquest verd
aquest pètal
allò
una parella que s’agafa les mans i es mira als ulls,
i tot amb el seu nom petit sempre en minúscula,
com passerell,
aquell melic,

com la primera dent d’un infant


Res no m'agrada tant

com enramar-me d'oli cru
el pimentó torrat, tallat en tires.

Cante, llavors, distret, raone amb l'oli cru, amb els productes de la terra.

M'agrada molt el pimentó torrat,
mes no massa torrat, que el desgracia,
sinó amb aquella carn mollar que té
en llevar-li la crosta socarrada.

L'expose dins el plat en tongades incitants,
l'enrame d'oli cru amb un pessic de sal
i suque molt de pa,
com fan els pobres,
en l'oli, que té sal i ha pres una sabor del pimentó torrat.

Després, en un pessic
del dit gros i el dit índex, amb un tros de pa,
agafe un tros de pimentó, l'enlaire àvidament,
eucarísticament,
me'l mire en l'aire.
de vegades arribe a l'èxtasi, a l'orgasme.

Cloc els ulls i me'l fot.



miércoles, 29 de diciembre de 2021

Recital d'hivern. ANA DE LA ARENA

  



...y ahora va la abuela, tengamos o no ganas, y nos cuenta lo de don Braulio Hidalgo el del cangrejal, peor si nos cuenta cuando llenaron de abrojos la cabeza de Florita cuando vino hablando francés de la casa de la “Tante Madelin” y las sentenciaron al galpón todas culpables “a cazar ratones” hasta que reinara la paz y la concordia y  con las polleras levantadas corrieron como locas en la oscuridad perseguidas por los ojitos negros que se querían meter abajo de las polleras hasta que terminaron abrazadas llorando en un rincón y salieron de la mano, Florita la primera, derecho a la cocina a pelar tomates para las conservas del invierno. Y aunque miremos los relojes de reojo y se haga la hora de ir a bailar, ella seguirá con el cuento de cuando Rosita presentó a su novio, un panadero del pueblo, alto y flaco, primer candidato que entraba en la casa y ellas  le prestaron de todo, cintas, medias, le hicieron los rulos, le pusieron unos aros distraídos del cofre de encima de la cómoda negra y todas las pulseras que encontraron y  que cuando Rosita se miró al espejo para ponerse la cadena con la medalla de la Virgen de Lourdes, se puso a llorar diciendo que parecía un florero y le quitaron todo lo prestado y le deshicieron los rulos y la pedida de mano la pasaron en el galpón con las polleras levantadas y Rosita bajó con los ojos colorados de tanto llorar y el pelo como un nido de caranchos a que le pidieran la bendita mano, y buenas noches abuelita que se nos hace tarde, y salimos corriendo, sin darle un beso...

 Ana de la Arena 

febrero/2019




martes, 21 de diciembre de 2021

NOCHE DE AMOR. NAVIDAD

 


    Cae la nieve. Esos ansiados copos que se echan de menos y que sin ellos no parece tan Navidad. Al oscurecer con el aparato automático ya se han puesto en marcha las luces de Navidad que se apiñan y penden como racimos dorados e Iluminan la ciudad, colgando, haciendo puente en lo alto de las calles y avenidas, sobre las cabezas de las gentes. Los niños tiran su cabeza hacia atrás para ver estos adornos y cada año alucinan con las novedades.

    Como pasa siempre los ricos son más ricos y los pobres más pobres si cabe. Han vuelto los oficios inusuales como los chatarreros; los revendedores de cartones; los que andan en la basura buscando metales y otros elementos que les aporten algo de dinero.

    A la puerta de un comercio Beltrán lleva de la mano una caja de madera de la que sobresalen dos soportes reposapiés. Le cuesta un mundo cargar con la caja. Su oficio es limpiabotas. Hace frío, pero él no lo tiene porque se da mucha maña en darles lustre a los zapatos, los deja deslumbrantes y de paso entra en calor. Un hombre acompañado por su hijo sale de los grandes almacenes y Beltrán les ofrece sus servicios:

—¡Feliz Navidad! Señor, ¿le limpio los zapatos?, solo cobro un euro.

    El hombre le sonríe y piensa «como mucho debe tener la misma edad que mi hijo y ya trabajando».

—No necesitamos tus servicios, ¿verdad Oliver?

—Oliver mueve la cabeza de un lado a otro negando. —Su padre continúa diciendo…

—El caso es que me acabo de comprar estos zapatos y todavía tardaran unos días en necesitar un buen repaso. Pero no importa, toma cógelo, para ti el euro.

    Beltrán toma la moneda que le da este señor tan amable y no puede apartar la vista de los pies del niño al que este señor amable y bondadoso ha llamado Oliver y es su hijo.

«¡Son las zapatillas de deporte más bonitas que he visto en mi vida!», piensa. Y dirigiéndose a Oliver le dice con tristeza.

—¡Son preciosas! Yo nunca podré tener unas zapatillas como esas, pero me alegro de que tú si las tengas.

—Perdona que no te conteste. Oliver no puede hablar, sufrió un accidente en el que perdió la voz. Aunque lo desee no puede decirte nada. Pero le caes bien, de eso estoy seguro. Apenas tiene amigos, es muy tímido.

     Al oír Beltrán estas palabras, hace algo que ninguno de los presentes espera, abraza con simpatía a Oliver y él le sonríe y le devuelve un abrazo muy apretado.

    El padre de Oliver se interesa por la vida de Beltrán, «es muy niño para andar solo». Y les habla de una vida dura, de la soledad de ser huérfano.

    Oliver escucha a Beltrán y siente que no es como otros niños que se ríen de él porque no puede hablar. Toma la mano de su padre y corre llevándole con él dentro del centro comercial y después de hablar en el lenguaje de los signos al cabo de un rato salen. Pero Beltrán ya no está y temen no saber encontrarle. Al día siguiente tienen más suerte ha vuelto con su caja de madera, su gorra, su pelliza de poco abrigo y rostro ausente. Echa de menos a Oliver y a su padre porque son buenos y él ¡está tan solo!

   Ve a un niño que corre por la acera en dirección a donde está él, seguido a poca distancia de su padre. Le da un vuelco el corazón y los niños enseguida se abrazan. Y el padre de Oliver le hace una oferta a Beltrán que no puede rechazar, que cambia su vida para siempre. Qué se vaya con ellos a su casa donde será feliz y tendrá una familia.

    Felices tumbados en una habitación doble, entre mullidos edredones Oliver y Beltrán duermen como dos benditos. Este año Papá Noel se ha superado. Antes nunca le trajo nada. Él piensa que quizás ni sabía dónde era su casa, viviendo en una cochambrosa chabola. Pero ahora le ha dado un padre y un hermano que también es su mejor amigo. En el salón bajo el árbol de navidad Papá Noel sonríe satisfecho. Ha dejado un montón de regalos para los dos niños y, entre otras cosas, una caja donde pone “Para Beltrán” y dentro de esa caja, unas deportivas del mismo estilo que las que llevaba Oliver esperan a ser descubiertas por el destinatario. Se conoce que Papá Noel tiene pajes por todos lados que lo saben todo.

  Auri.

Imagen: Limpiabotas al atardecer. Henry Santana.


 

   

 

 

 

 

 

   

jueves, 16 de diciembre de 2021

LA ORILLA VERDE

 

                   

Entonces dice el poeta

que Córdoba solo hay una

con la luna que la guarda

y el lucero que le guiña.

 

Él conoce esa ciudad

sus sierras y su campiña

y en sus sueños sin querer

más de una vez la visita.

 

El Guadalquivir callado

va pasando por los puentes,

se para para cantarle

al más viejo, que es más fuerte.

 

Al lado de la Mazmorra

su orilla verde se pierde,

se va tiñendo de rojo

con lamentos de sus gentes.

 

Descalzo va el corazón

para no causar ni ruido,

por sus callejas judías

se viste de peregrino.

 

La Sinagoga es pequeña

pero guarda los recuerdos

de lo que allí se vivió:

convivencias de otros pueblos.

 

Tus calles huelen a cal,

ventanas con celosías

que a la mujer cordobesa

ocultaban y escondían.

 

Más cuando miran sus ojos

en penumbra de esa casa

el hombre queda hechizado,

¡loco se toca su barba!

 

El murmullo de sus fuentes

que a los jardines refrescan

con la guitarra que canta

esos cantes de esa tierra.

 

Ellos quieren alejar

¡las penas y las miserias¡

Y cantan el cante jondo,

ese cante de tristeza.

 

Cuando la envuelve la bruma

vuela la imaginación,

su grandeza y esplendor:

como Córdoba, ¡ninguna!

 

 Gracia Espino

 

 

 

 

 

viernes, 10 de diciembre de 2021

BREVE HISTORIA


Vivir era fácil, en tiempos pasados:

cazaban… pescaban… tenían ganados…

cogían los frutos… campos cultivados…

hombres y mujeres, sencillos y honrados.

 

Todos trabajaban. Pero… ¡alguien gritó!

“yo os defenderé… el Rey seré yo”.

No trabajó más. Y se enriqueció

cobrando estipendios que el pueblo le dio.

 

La “Casta” reinaba. La Ley, del más fuerte.

Blandían las armas, para “convencerte”.

Verdad y Justicia, heridas de muerte.

De opinar, entonces, mejor abstenerte.

 

De fuera llegaron: hubo una  contienda…

¡Salvemos la vida! ¡Salvemos la hacienda!

¡Que el pueblo se una! ¡Que la gente entienda

que todos estamos en la misma senda!

 

La envidia y el odio provocan la guerra

(afán de riqueza, de poder, de tierra…).

Al cetro y al oro, siempre hay quien se aferra,

aunque, a su nación, la hunde. La entierra.

 

¡A la guerra vamos! (Nos van empujando).

El Rey -y los suyos- de lejos, gritando:

“Pegadles más fuerte, que estamos ganando”.

¡Heridos y muertos íbamos quedando!

 

Muchos inocentes mueren cada día

en guerras absurdas. El Poder les guía.

¡Hay armas masivas! (Alguien nos decía).

¡Todo era mentira! Después se veía.

 

¿Cambiar el gobierno? El fuerte no quiere

que manden los otros (la facción prefiere).

Alteran el orden y la gente muere.

Al golpe de Estado, el débil se adhiere.

 

¿Pide, el militar, una dictadura?

Se instaura. Y la ley castiga y censura.

Mientras, el gobierno fusila y depura

a la oposición… ¡Siempre mano dura!

 

El pueblo sencillo es el sufridor.

Si manda el tirano, pobreza y dolor.

Si –harto- se levanta, aún es peor…

Nos matan a todos… ¡Ay, Señor, Señor!

 

La Historia está llena de luchas sociales.

Hay reyes que son: necios… inmorales...

Hay ricos burgueses: que amasan caudales.

Y hay muchos políticos: viles, desleales.

 

Por eso dije antes que, siempre, la ley

defiende a la “Casta”, al noble y al Rey.

Ofende y excluye al resto… la grey.

Y reduce, al hombre, a decir “okey”.

 

Color colorín, color colorado.

¡Qué malo es vivir mundo falseado!

Sentirse, en la vida, siempre castigado,

por haber nacido sencillo y honrado.

 

Luis Arranz

 

 

 

 

jueves, 2 de diciembre de 2021

Mare Nostrum

“Margarita está linda la mar...” la Margarita deixa el llibre i pensa en el Caribe de Rubén Darío. Coneix aquest mar per les fotografies de turisme però el seu mar, és el mare nostrum. Tranquil i esbojarrat, testimoni dels viatjes d’Ulises, dels amors de Cleopatra, de les conquestes de grecs i romans, del naixement de llengües, de civilitzacions imposant-se per la força, pel comerç, per la saviesa.

“Margarita está linda la mar...”

 La Margarita estimava la mar, estimava endinsar-se hi, deixar-se anar, sense por. Estimava el plaer físic de les tendreses salades de la seva transparència.

“Margarita está linda la mar...” ja no sent que aquest poema l’arribi al cor com sempre. Margarita té 25 anys, sap que ha perdut la innocència, que l’ha guanyat el dubte i la pena. Bombardejada per imatges que no s’aturen, que no semblen tenir un final. La Margarita en té por de entrar en aquesta mar on va néixer Afrodita, amb els cabells plens d’estels, on Paris va amar a Helena. Té por de trobar-se un nen flotant com un vaixell a punt d’enfonsar-se, té por quan s’imagina éssers humans fugint del seu destí, empresonats per les cadenes d`un naufragi com si fossin  penjats.

“Margarita está linda la mar...” abandonada la història un cop més a la crueltat humana.

Margarita no tornarà a gaudir d’aquest mar, té por.

 

Ana de la Arena

(Segon premi en el concurs de microrelats organitzat per la Coordinadora d'Associació per la Llengua Catalana, 2021)





Nuestra compañera argentina, Ana de a Arena, que el pasado año ganó el primer premio de microrrelatos en lengua catalana, repite este año con el segundo puesto. En el libro "Microrelats, Grans històries" se recopilan ambos, el que aquí aparece y el que se puede  leer en este mismo blog.
Desde aquí la felicitamos

martes, 30 de noviembre de 2021

¿GANADOR O PERDEDOR?

 

Que una vida sin errores,

lejos de ser perfecta,

resulta ser más mentira

que verdad, es cosa cierta.

Y más cierto que la vida

que, por vivir, corresponde.

 

Ciertamente es complicado

saber distinguir los fallos,

pues poco nos enseñaron

sobre humildad, y entretanto,

daban por hecho que, al cabo,

siempre hay que salir ganando.

 

Así que a un perdedor

se le suele hacer de menos

y se acaba, por defecto,

elogiando al ganador,

sin pensar en el efecto

que causamos, por error.

 

¿Ha ganado el que ganó?

Y…¿qué ha ganado? Por cierto,

¿ha alimentado su ego?,

¿satisfecho está el señor?

La vanidad no es más que eso:

un implacable error.

 

¿Ha perdido el que perdió?

O ¿sólo pasó vergüenza,

pues palabras indiscretas

le dieron por perdedor?

El perder también enseña

y algo, seguro, aprendió.

 

Y yo por ello pregunto:

¿Puede el humano ganar,

aun perdiendo, si el orgullo

no le hieren los demás?

¿Ganar en humanidad?

¿Confianza en el futuro?

 

Tratemos al perdedor

como seguro merece,

pues él es quien más padece           

cuando comete un error.

Bendito es el ganador

que –humilde- ama al que pierde.





domingo, 28 de noviembre de 2021

VENTUROSO REINICIO

 Después del largo periodo de inactividad estival, torna nuestro blog a abrir sus puertas en este nuevo curso 2021-2022 para informar de la labor que venimos desarrollando en Poesia a trenc d’lba.

Desde el mes de septiembre celebramos cada lunes no festivo las habituales tertulias en Cal Balsach, siguiendo estrictamente los protocolos covid, ahora ya sin limitación de aforo. En este tiempo contamos con la asistencia de varias personas interesadas en nuestro quehacer, fructificando con la admisión de dos nuevas socias, Imma y Mari Cruz. Lamentamos la ausencia de compañeros y compañeras que están pasando unos momentos difíciles debido a su estado de salud. Y de quienes, por motivos de trabajo, no pueden estar a nuestro lado. Pero continuamos funcionando a  través de las redes sociales para no perder contacto con ellos y nuestros seguidores.

Inmersos en “la nueva normalidad”, algunos de nuestros socios, de manera personal o representando al grupo, acudimos a tertulias, recitales, presentaciones de libros y programas de radio fuera de Sabadell: Barcelona, Mataró, Mas de  Barberans, Cornellà, l’Hospitalet, Mollet, Cambrils…, y Lliçà, donde nuestros compañeros de Amics de la poesia, también han reanudado sus actividades. (Ya en verano participamos en el recital al aire libre que organizaron en Can Coll, en plena naturaleza.)

En cuanto a recitales propios se refiere, en septiembre, como cada año, realizamos el de la Festa Major en Sabadell, magníficamente conducido por Araceli, con el auditorio lleno hasta donde las limitaciones covid permitían (hubo gente que se quedó fuera.) En octubre nos desplazamos a Olot con nuestro Recordando a Federico García Lorca, que ya habíamos presentado en el Espai Àgora sabadellense a principios de julio. En ambas actuaciones la respuesta del público fue muy buena. En el presente mes de noviembre pasamos por Alfombras Ventura, y en el impar emplazamiento de su horno de cerámica recordamos a Joan Margarit, recitando sus poemas en catalán y castellano con notable éxito. Y, para acabar el año, el 18 de diciembre, en el Centro Cívico de la Concordia, tendrá lugar nuestro recital invernal de Adviento. Y para 2020, tenemos en el horno el recital de Poetas románticos y varios más en cartera. Esperemos que la variante ómicron no nos afecte demasiado.

A partir de ahora iremos informando con mayor detalle de  nuestras actuaciones y reanudaremos el mirador poético con poemas de componentes del grupo y otros poetas, al hilo de la actualidad y de nuestras preferencias lectoras.   

Tertulia en Lliçà


Recital Horno de Cerámica Ventura


Recordando a Federico en Olot


 

 

domingo, 20 de junio de 2021

Recital dedicado a Daisy Zamora. 05

 

QUÉ MANOS A TRAVÉS DE MIS MANOS



Las anchas manos pecosas y morenas de mi abuelo
con igual destreza vendaban una herida,
cortaban gardenias
o me suspendían en el aire feliz de la infancia.
Las manos de mi abuela paterna
artríticas ya cerca de su muerte,
una vez fueron frágiles manos, filigrana de plata,
argolla de matrimonio en el anular izquierdo;
pitillera y traguito de scotch o de vino jerez
en atardeceres de blancas celosías
y pisos de madera olorosos de cera,
recostada en su chaise-longue leyendo trágicas historias
de heroínas anémicas o tísicas.
Mi padre siempre cuidó la transparencia de sus manos
delicadas como alas de querube
hechas para lucirlas
con violín o batuta.
Mi madre heredó las manos de mi abuelo Arturo,
pequeñas y nudosas, con dedos romos.
De tantas manos que se han venido juntando
saqué estas manos.
¿De quién tengo las uñas, los dedos,
los nudillos, las palmas, las frágiles muñecas?
Cuando acaricio tu espalda,
las óseas salientes de tus pies
tus largas piernas sólidas,
¿Qué manos a través de mis manos
te acarician?


Daisy Zamora

Recita Joan Torrijos

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CUANDO LAS VEO PASAR



Cuando las veo pasar alguna vez me digo: qué sentirán
ellas, las que decidieron ser perfectas conservar a toda costa
sus matrimonios no importa cómo les haya resultado el marido
(parrandero mujeriego jugador pendenciero
gritón violento penqueador lunático raro algo anormal
neurótico temático de plano insoportable
dundeco mortalmente aburrido bruto insensible desaseado
ególatra ambicioso desleal politiquero ladrón traidor mentiroso
violador de las hijas verdugo de los hijos emperador de la casa
tirano en todas partes) pero ellas se aguantaron
y sólo Dios que está allá arriba sabe lo que sufrieron.

Cuando las veo pasar tan dignas y envejecidas,
los hijos las hijas ya se han ido en la casa sólo ellas han quedado
con ese hombre que alguna vez quisieron (tal vez ya se calmó
no bebe apenas habla se mantiene sentado frente al televisor
anda en chancletas bosteza se duerme ronca se levanta temprano
está achacoso cegato inofensivo casi niño) me pregunto:
¿Se atreverán a imaginarse viudas, a soñar alguna noche
que son libres
y que vuelven por fin sin culpas a la vida?



Daisy Zamora

Recita Luis Arranz

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A UNA DAMA QUE LAMENTA LA DUREZA DE MIS VERSOS



Sucede que cuando salgo, lo primero que veo
es un vagabundo que hurga en la basura.
A veces, una loca sombrea su miseria
frente a mi casa. Y el vacío de sus ojos insomnes
entenebrece la luz de la mañana.

Esquinas y semáforos invadidos por gentes
que venden cualquier cosa… enjambres de niños
se precipitan a limpiar automóviles
a cambio de un peso, un insulto, un golpe.
Adolescentes ofertan el único bien: sus cuerpos.
Mendigos, limosneros, drogadictos: la ciudad entera
es una mano famélica y suplicante.

Usted vive un mundo hermoso: frondosas arboledas
canchas de tenis, piscinas donde retozan
bellos adolescentes. Por las tardes
niñeras uniformadas pasean en cochecitos
a rubios serafines.
Su marido es funcionario importante.
Usted y su familia vacacionan en Nueva York o París
y en este país están sólo de paso.

Lamenta mis visiones ásperas. Las quisiera suaves,
gratas como los pasteles y bombones que usted come.
Siento no complacerla. Aquí, comemos piedras.





Daisy Zamora

Recita Jesús Pico

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sábado, 19 de junio de 2021

Recital dedicado a Daisy Zamora. 04


CELEBRACIÓN DEL CUERPO





Amo este cuerpo mío que ha vivido la vida,
su contorno de ánfora, su suavidad de agua,
el borbotón de cabellos que corona mi cráneo,
la copa de cristal del rostro, su delicada base
que asciende pulcra desde hombros y clavículas.

Amo mi espalda pringada de luceros apagados,
mis colinas translúcidas, manantiales del pecho
que dan el primer sustento de la especie.
Salientes del costillar, móvil cintura,
vasija colmada y tibia de mi vientre.

Amo la curva lunar de mis caderas
modeladas por alternas gestaciones,
la vasta redondez de ola de mis glúteos
y mis piernas y pies, cimiento y sostén del templo.

Amo el puñado de pétalos oscuros, el oculto vellón
que guarda el misterioso umbral del paraíso,
la húmeda oquedad donde la sangre fluye
y brota el agua viva.

Este cuerpo mío doliente que se enferma,
que supura, que tose, que transpira,
secreta humores y heces y saliva,
y se fatiga, se agota, se marchita.

Cuerpo vivo, eslabón que asegura
la cadena infinita de cuerpos sucesivos.
Amo este cuerpo hecho con el lodo más puro:
semilla, raíz, savia, flor y fruto.

 Daisy Zamora

Recita Araceli Moretó

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Para mi abuelo Vicente, desde enero hasta su muerte



I


Tú y yo poseemos un marco de silencio

que nadie penetra

y en el que solo platicamos

tú y yo.

 

Porque del mismo manantial brotamos

del mismo árbol, de la misma piel.

Y en el camino, de nuevo nos encontramos

y nos reconocimos.

Aunque había mucha gente y te llamaban,

tú te quedabas sentado en la vereda y me esperabas.

 

Era yo muy pequeña cuando me encontraste,

y a tu sombra, fresca como de sauce,

me cobijé y crecí tranquila.

Tus ramas se extendían flexibles como lirios

y detenías las lluvias, los vientos y las fieras.

Solo la luz entraba filtrada entre tus hojas.

 

Hoy soy fuerte y a ti

se te han ido las hojas con el viento de enero.

Pero no te aflijas, que ya he visto retoños

brotar entre tus ramas.

Pasará la sequía, y cuando mayo llegue

tus ramas estarán cubiertas de hojas tiernas.

Y de nuevo habrá lluvias, y sequías y vientos. . .

Pero tu savia es fuerte,

tendrás retoños nuevos,

y tu sombra, fresca como de sauce,

rumorosa y flexible,

permanecerá viva para siempre.

 


II


 ¿Por qué te fuiste?

 

Los bambúes que sembraste a la orilla del camino,

los heliotropos y las gardenias preguntan por ti.

Los rosales te esperan y las gencianas dobles.

Los jazmines y las gemelas

la llama-del-bosque y las acacias

los mangos-enanos y los guanacastes

el laurel-de-la-India y los cardoncillos,

todos preguntan qué cuándo regresarás.

 

El chilamate del patio adoquinado

cada día te espera con su sombra abierta

y la pitahaya no quiere florecer hasta que vuelvas.

 

Desde que te fuiste

las ranas ya no cantan en las noches de lluvia

y las quiebra-plata no brillarán más.

 

La fuente está oscura y callada,

tu cuarto desierto, tu hamaca vacía,

tu escritorio, tu sombrero, tu capote y tu mochila,

tu machete y tus botas,

todos están quietos y te esperan.

 

¿Por qué te fuiste?

¿Por qué dejaste todo lo que amabas?

                                       ¿Por qué?

 

 

III

 

Ahora quisiera regresar —inútilmente—

a los últimos días dolorosos

llenos de medicinas y visitas y voces,

de instrucciones y horarios y angustia contenida.

Y de aquella esperanza, pequeña y persistente,

que ninguno decía, pero que de algún modo

—no me explico por qué—

los dos guardábamos.

 

Quisiera regresar aún más todavía

a los días en que agarrabas contento tu machete

y te ibas muy temprano a ver los animales,

y la penca, y todos los detalles de la finca.

Y a la hora del almuerzo nos contabas

de los recién nacidos terneros,

de la nueva presa de la finca en Boaco

y de la posible compra de guapotes y camarones

para llenarla.

De las latas de miel que había que embotellar,

y de la siembra de naranjas y mandarinas,

de la cosecha y de las lluvias,

y de la tierra, que tanto amabas

porque tú la habías trabajado con tus manos.

Y después sentados en el corredor

platicábamos viejas historias en el frescor de la tarde.

 

Pero más que todo eso quisiera

regresar hasta los más antiguos días

aquellos en que me diste el mote de «hoja chigüe»

—por fregar tanto—

y me dabas volantines en la cama

y por las noches

me hacías ejercicios de lectura en los periódicos.

 

Y después, me acostaba y soñaba los juegos

que juntos jugaríamos la siguiente mañana.

 

 

IV

 

En realidad, lo más terrible de tu muerte es

aquello de llegar a la casa y no encontrarte.

Aquella persistencia del vacío

que no importa lo que me esfuerce

sé que allí está y que, además

nunca habrá manera posible de romperlo.

 

 

V

 

Hoy regresó la lluvia, la misma lluvia de antes.

El zacate está verde y el camino lodoso.

Y todo como siempre, pero nuevo y distinto,

igual y distinto.

 

Porque es la antigua lluvia que vuelve

como tú que te fuiste y estás aquí conmigo

(porque se puede estar y no estar al mismo tiempo).

Y has estado siempre y seguirás estando,

como la lluvia de hoy que es de ayer y mañana,

que ha sucedido siempre sin final ni principio,

y nadie sabe cuándo fue el primer aguacero.

                                                                                  



Daisy Zamora

Recita Carmina Ferreres

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viernes, 18 de junio de 2021

Recital dedicado a Daisy Zamora. 03


MENSAJE URGENTE A MI MADRE



Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán. . .
Gabriela Mistral



Fuimos educadas para la perfección:
Para que nada fallara y se cumpliera
nuestra suerte de princesa-de-cuentos infantiles.

¡Cómo nos esforzamos, ansiosas por demostrar
que eran ciertas las esperanzas tanto tiempo atesoradas!

Pero envejecieron nuestros vestidos de novia
y nuestros corazones, exhaustos,
últimos sobrevivientes de la contienda.
Hemos tirado al fondo de vetustos armarios
velos amarillentos, azahares marchitos.
Ya nunca más seremos sumisas ni perfectas.

Perdón, madre, por las impertinencias
de gallinas viejas y copetudas
que sólo saben cacarearte bellezas
de hijas dóciles y anodinas.

Perdón, por no habernos quedado
donde nos obligaban la tradición
y el buen gusto.

Por atrevernos a ser nosotras mismas
al precio de destrozar todos tus sueños.


Daisy Zamora

Recita Paquita Guerra

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VUELVO A SER YO MISMA


Cuando entro con mis hijos a su casa, vuelvo
a ser yo misma.
Desde su mecedora ella
nos siente llegar y alza la cabeza.
La conversación no es como antes.
Ella está a punto de irse.
Pero llego a esconder mi cabeza
en su regazo, a sentarme a sus pies. Y ella me contempla
desde mi paraíso perdido
donde mi rostro era otro, que sólo ella conoce.
Rostro por instantes recuperado
cada vez más débilmente
en su iris celeste desvaído
y en sus pupilas que lo guardan ciegamente.


Daisy Zamora

Recita Antonio Bizarro

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jueves, 17 de junio de 2021

Recital dedicado a Daisy Zamora. 02


DÍA DE LAS MADRES



A mi hija e hijos


No dudo que les hubiera gustado tener
una linda mamá de anuncio comercial:
con marido adorable y niños felices.

Siempre aparece risueña —y si algún día llora—
lo hace una vez apagados reflectores y cámaras
y con el rostro limpio de maquillaje.

Pero ya que nacieron de mí, debo decirles:
Desde que era pequeña como ustedes
ansiaba ser yo misma —y para una mujer eso es difícil—
(Hasta mi Ángel Guardián renunció a cuidarme
cuando lo supo).

No puedo asegurarles que conozco bien el rumbo.
Muchas veces me equivoco,
y mi vida más bien ha sido como una dolorosa travesía
vadeando escollos, sorteando tempestades,
desoyendo fantasmales sirenas que me invitan al pasado,
sin brújula ni bitácora adecuadas
que me indiquen la ruta.

Pero avanzo. Avanzo aferrada a la esperanza
de algún puerto lejano
al que ustedes, hijos míos —estoy segura—
arribarán una mañana
—después de consumado
mi naufragio.

Daisy Zamora

Recita María Naranjo







AMIGAS / HERMANAS      


                  A Marta Cecilia Zamora Llanes

 

Nada sucedió como lo habíamos previsto.

Pero estábamos recién llegadas a la vida

como a una gran ciudad.

Aturdidas por el bullicio de la multitud.

(Éramos como garzas a la vera de un río.

Heliotropos radiantes en la primera lluvia.

Un campo de algodón bañado por la luna)

¿Cuándo fue que la Muerte empezó a visitarnos?

¿En qué momento, a cada una

por fin, nos alcanzó el desastre?

¿Cómo sobrevivimos a la devastación?

No lo sabemos. Cada quién hizo lo que pudo.

En la tierra arrasada quedaron los escombros

que hemos dejado atrás.

Pero a veces, sin quererlo, de pronto recordamos

que alguna vez las ruinas fueron antiguos reinos.

―Espejismos de reinos para el alma desierta.



Daisy Zamora

Recita Gracia Espino




UN CABALLO SIN RECELOS de Encarna Jiménez de la Cruz. Revista poètica 1.26

  Cuando cabalgo, a la grupa, de un caballo sin recelos, por una playa de seda, le doy al agua mis versos. Son palabras engarzadas...