Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán. . .
Gabriela Mistral
Fuimos educadas para la perfección:
Para que nada fallara y se cumpliera
nuestra suerte de princesa-de-cuentos infantiles.
¡Cómo nos esforzamos, ansiosas por demostrar
que eran ciertas las esperanzas tanto tiempo atesoradas!
Pero envejecieron nuestros vestidos de novia
y nuestros corazones, exhaustos,
últimos sobrevivientes de la contienda.
Hemos tirado al fondo de vetustos armarios
velos amarillentos, azahares marchitos.
Ya nunca más seremos sumisas ni perfectas.
Perdón, madre, por las impertinencias
de gallinas viejas y copetudas
que sólo saben cacarearte bellezas
de hijas dóciles y anodinas.
Perdón, por no habernos quedado
donde nos obligaban la tradición
y el buen gusto.
Por atrevernos a ser nosotras mismas
al precio de destrozar todos tus sueños.
Daisy Zamora
Recita Paquita Guerra
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VUELVO A SER YO MISMA
Cuando entro con mis hijos a su casa, vuelvo
a ser yo misma.
Desde su mecedora ella
nos siente llegar y alza la cabeza.
La conversación no es como antes.
Ella está a punto de irse.
Pero llego a esconder mi cabeza
en su regazo, a sentarme a sus pies. Y ella me contempla
desde mi paraíso perdido
donde mi rostro era otro, que sólo ella conoce.
Rostro por instantes recuperado
cada vez más débilmente
en su iris celeste desvaído
y en sus pupilas que lo guardan ciegamente.
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