CAMPESINOS DE MI TIERRA
1948---1963
Campesinos de mi tierra,
¡Cómo recuerdo esos años!
Qué duros eran los tiempos,
¡Cuánto esfuerzo! ¡Qué trabajos!
Hora y media caminando
hasta llegar a unas
tierras
que al final de muchos viajes
solo producen miserias.
Mal comidos, mal calzados,
tormentas inesperadas,
calados hasta los huesos
entre sabinas y aliagas.
Pueblo bravo de la sierra:
allí tuve yo mi hogar.
El resplandor de la nieve
dio luz a mi despertar.
Con el destino marcado,
mi espíritu luchador
braceó por arroparse
en un entorno de amor.
Me entregué, con voluntad,
desafiando a los vientos.
Para paliar las tormentas.
cantaba a la libertad.
La sociedad va cambiando,
el campo está “abandonado”,
el trabajo de las tierras,
ni aun por limosna, es pagado.
Emigramos como tantos
en busca del alimento;
cambiamos, por pan, de casa,
enterrando sentimientos.
En una noche de otoño,
esperanzada y amable,
vinimos a Cataluña,
ciudad de promesas grandes,
volví a ahondar mis raíces,
a plantar mis ilusiones.
Me volví a entregar entera,
trabajando con afán,
en esta la nueva tierra.
Se ensancha mi corazón
cada vez que hablo de ella,
pero... cuando oigo una jota,
ese corazón “se escapa”
para volar a la vieja.
Ya va quedando en olvido
aquella forma de vida.
Pero yo no he olvidar
lo que mis padres sufrían.
Ya no siegan con guadaña,
ni avientan el trigo al aire,
ni acarrean las cosechas
por sendas casi borradas.
A todos los labradores
de mi querido Aragón,
rindo homenaje postrero
por su esfuerzo y su tesón.
Cuando sus cuerpos dolidos,
trían tarde del campo,
ellos solos se animaban
y una jota iban rezando.
Esa jota que es bandera,
de coraje, resistencia,
el eslabón que me une,
es de mi casta la herencia.
Lo mismo para alegrarme
que si la pena me ciega,
hay en el cielo una ronda,
que si canto, ellos rasguean.
Ángeles Martín
Millán
No hay comentarios:
Publicar un comentario