A UN REGUERO DE AGUA CLARA
Reguero de agua clara:
bajabas al son de la tormenta,
horadando el camino recién hecho.
(Tu curso de antaño escudriñando).
Te lo han quitado una y otra vez
con la máquina moderna que apisona
tu arena libre, tus ideas
y tus cantillos rodados por pisadas y carretas.
Buscas, medio ciego y cuesta abajo,
veloz, el cauce que tuviste;
por más que era muy pobre
y tú muy joven.
Cobijado en nubes de tinta y grises
-este mayo pinta en paleta bicolor el cielo-
quieres seguir el recorrido natural
trazado antaño y a él vuelves,
alegre, esperanzado, vivaracho.
Tu curso se trazó en el mapa del destino
y alguien lo cambió, cortando un flujo
de promesas hechizadas,
alocadas, pero ciertas.
¡Baja recto hacia el arroyo! ¡Ya no pares!
Seguras tus aguas,
alimentan huertos, manantiales…
Te necesitan los pájaros del cielo
los seres todos de la tierra,
y eres un pobre regatillo de nostalgia.
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