La búsqueda
Percibo quedarme vacío;
al borde de mis párpados
asoma
una última lágrima
y tú
reflejándote en ella.
Un susurro acelera el miedo
donde besé la tierra
de nuestros cuerpos
venerando el dibujo de tu rostro, escrito
dentro de mis ojos con sus huellas.
Y vuelvo para encontrarte
en el adiós perdido hace ya tanto tiempo.
Buscaré la esfera de tu reloj plateado
con sus manecillas paradas
en el espíritu congelado de nuestros nombres.
Pintaré mi memoria con el último color de este invierno
hundiendo mi rostro —si vuelves—,
en el palpito de tu pecho, jardín de luz,
sin contener los impulsos
igual que los versos llaman a las palabras.
Te devolveré a mi cuarto
para que me hables,
y luego duermas
abierta como alas de mariposa
en un jardín constelado de azul y rojo púrpura.
Quiero despertarme cerca de ti
para que me cuentes como continua este sueño.
La belleza absoluta, es la palabra que define a este poema. Entre la metáfora y el sueño, se van elevando las palabras con los colores del arco iris en el aire, como livianas mariposas, construyendo una danza que nos deja prendidos.
ResponderEliminarPedro, estoy convencida que tus poemas llegarán un día a todos los rincones, para que puedan disfrutar los aficionados a la poesía como ahora disfrutamos nosotros.
Felicidades poeta granadino.
Gracias por tu poema.
Gracias, María.
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