Ara aquesta
ciutat ja no ve amb mi,
al meu costat, per fer-me companyia,
ni m’empara del vent i de la pluja.
Allò que vaig pensar-me que apreníem
-els temples grecs, el càlcul d’estructures-
quan la Diagonal creuava els camps
i jo era estudiant d’arquitectura,
és un ofici de paletes morts
i fonaments de boira. També ella,
la noia càlida que em va estimar,
s’ha convertit en la desconeguda
que, en la fotografia d’un jardí,
miro ageguda i en vestit de bany.
Batega rebel·lant-se un desig trist,
i busco rastres d’algun altre amor
en el camí que, entre les cames nues,
encara em du, cansat, cap al meu somni.
al meu costat, per fer-me companyia,
ni m’empara del vent i de la pluja.
Allò que vaig pensar-me que apreníem
-els temples grecs, el càlcul d’estructures-
quan la Diagonal creuava els camps
i jo era estudiant d’arquitectura,
és un ofici de paletes morts
i fonaments de boira. També ella,
la noia càlida que em va estimar,
s’ha convertit en la desconeguda
que, en la fotografia d’un jardí,
miro ageguda i en vestit de bany.
Batega rebel·lant-se un desig trist,
i busco rastres d’algun altre amor
en el camí que, entre les cames nues,
encara em du, cansat, cap al meu somni.
Així és com
vaig entrant en la vellesa:
al principi no sembla haver-hi canvis,
com una barca que ha apagat els llums
i el motor en la nit, quan entra a port,
però que dins la fosca continua
relliscant en silenci per les aigües.
Ara, malgrat saber que recordar
el sexe en solitari és morir sol,
resseguint el cos d’ella ja perdut
calculo la meva última estructura.
al principi no sembla haver-hi canvis,
com una barca que ha apagat els llums
i el motor en la nit, quan entra a port,
però que dins la fosca continua
relliscant en silenci per les aigües.
Ara, malgrat saber que recordar
el sexe en solitari és morir sol,
resseguint el cos d’ella ja perdut
calculo la meva última estructura.
Joan Margarit
CÁLCULO DE ESTRUCTURAS
Ya no viene conmigo esta ciudad:
no me hace compañía, ni tampoco
me proteje del viento y de la lluvia.
Aquello que pensaba que aprendíamos
-cálculo de estructuras, templos griegos-
cuando la Diagonal cruzaba descampados
y yo estaba estudiando arquitectura,
es un oficio de albañiles muertos
y cimientos de niebla. También ella,
la cálida muchacha que me amó,
se ha convertido en la desconocida
que, contemplo tumbada, en bañador,
en la fotografía de un jardín.
Un deseo rebelde late triste,
y busco el rastro de otro amor
en el camino que hoy, entre tus piernas
desnudas, todavía me conduce,
cansado, hacia mi sueño.
Así entro en la vejez:no me hace compañía, ni tampoco
me proteje del viento y de la lluvia.
Aquello que pensaba que aprendíamos
-cálculo de estructuras, templos griegos-
cuando la Diagonal cruzaba descampados
y yo estaba estudiando arquitectura,
es un oficio de albañiles muertos
y cimientos de niebla. También ella,
la cálida muchacha que me amó,
se ha convertido en la desconocida
que, contemplo tumbada, en bañador,
en la fotografía de un jardín.
Un deseo rebelde late triste,
y busco el rastro de otro amor
en el camino que hoy, entre tus piernas
desnudas, todavía me conduce,
cansado, hacia mi sueño.
no parece haber cambios al principio,
como una barca que, al llegar a puerto,
ha apagado en la noche sus luces y el motor,
pero en la oscuridad aún prosigue
resbalando en silencio por el agua.
A pesar de saber que recordar
el sexo en solitario es morir solo,
recorriendo su cuerpo ya perdido
hoy calculo mi última estructura.
Joan Margarit
(Cálculo de estructuras, Visor, 2005)
Ha sido una buena elección este poema Jesús, un gran poema de un gran poeta. Reconozco, que entrar en los poemas de Joan Margarit, es para mí algo así, como un remanso desde donde mirar la vida. Me gusta la estructura que emplea, la forma de mirar los recuerdos sin desgarrar, su dolor flotando como si una mariposa volara y nos hiciera aire en el rostro. Sus recuerdos, con prudencia, con la sencillez que comparte con sus lectores unas vivencias trágicas, pero que las deja flotar para que no hieran, y bailan en el aire, y surcan el tiempo. El tiempo de un poeta que quedará, con los que queden aunque nosotros nos hayamos marchado. Así son los grandes poetas.
ResponderEliminarCon Margarit me hermana no sólo la poesía, también el hecho de haber trabajado en el mismo sector. Hace que lo sienta más cercano. Hemos estado a punto de coincidir en varias ocasiones, pero no ha podido ser. Tengo la edición de "Tots els poemes" Y aún espero que un día me lo dedique.
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