NIÑOS SIN FUTURO
Nos ha tocado vivir en una época
muy difícil, hay países con gobernantes
ambiciosos de mucho poder,
con sus tronos de oro y riquezas por
doquier.
En sus grandes extensiones de terreno
tienen montadas sus grandes mansiones,
y esos señores, para protegerse,
están rodeados por matones.
No les importa pisotear a su pueblo
y tenerlo en su puño,
porque de esta manera
lo tiene atado en su "mundo".
Y cada día que pasa
más dinero tienen en sus arcas
de tanto exprimir al pueblo,
que hasta les quitan sus sueños.
Las familias con pocos recursos
hasta tienen que vender
a sus propias hijas,
para no volverlas a ver.
No les importa la edad de esas niñas
para entregarlas a hombres
que no tienen ningún escrúpulo,
de esas niñas que no tienen futuro.
Otros niños, por un puñado de comida
o poco más, trabajan en duras tareas,
explotándoles jornadas completas,
para empresarios sin penas.
También hay gobernantes
que en vez de cogerlos de la mano
y darles un lápiz para escribir,
les dan un arma para enseñarles
a matar y a morir.
Y yo me pregunto: ¡Dios mío!
¿Cómo es posible que, si es verdad
que el hombre es el animal
más inteligente de la Tierra, puedan
ocurrir
estas barbaridades tan horrendas?
Si yo tuviera poder, pero más que
todos ellos, y con una varita mágica,
la levantaría y diría: ¡Dios mío! Sólo
te pido un deseo, déjame acabar
con tanta injustícia y maldad,
para que esos niños puedan vivir
en amor y libertad.
Joan Torrijos, any 2007.
Juan Torrijos, experimenta un cariño especial por los niños, esos con poca suerte que han nacido en el sitio equivocado. Cierto que se rompe el alma a veces viento tantas injusticias. Juan se reitera en esta desigualdad, en la injusticia. Acostumbra a contarnos historias entrañables que no siempre son felices. Y ahí está Juan dándole vueltas a todo lo que no acepta y no comprende. Yo creo, que si como dices en el poema tuvieras el poder, si tuviéramos algunos el poder, sabes lo que creo, que en una semana estaríamos expulsados del mando. así de triste es la sociedad.
ResponderEliminarAbrazos para ti Juan y para Pepita.
Juan, me ha quedado por decir: esos niños que no son afortunados, los que no tienen nada y lo merecen todo, los que merecen que el mundo entero los cuide, los quiera y un día, la razón de ese mundo consiga que los recursos, que los hay, se pongan a disposición de todos con igualdad. Estoy de acuerdo contigo e imploro, ni sé a quien, para que todo cambie, para ver las caras de todos los niños viviendo sin calamidades.
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