PARA LOS NIÑOS CON SÍNDROME DE DOWN.
Ángeles sin alas
de ojos de color de cielo,
que son capaces de alcanzar
el halcón en pleno vuelo.
Hombres de corazón tierno,
niños grandes, grandes viejos,
cuando les das tu sonrisa
la
devuelven con sus gestos.
De inocente picaresca,
escurridizos e inquietos
como las flores del campo
cuando quieren entrar en verso.
Síndrome de Down, luz del universo,
ellos son capaces de ver
lo que tú y yo no vemos,
caer lluvia de amapolas
entre nubarrones negros.
Estos sabios inocentes
de manos y pies pequeños,
que no pidieron nacer,
y sin embargo nacieron,
en este mundo cruel,
este mundo, mundo incierto.
Ángeles sin alas,
de cuerpo aterciopelado,
de purpurina dorada
impregnada en sus cabellos,
como una estrella fugaz
enamorada de ellos.
Llevan mochilas cargadas
de sueños y de ilusiones,
canciones de poemas,
y versos que son amores.
Síndrome de Down,
infantiles y risueños,
son un mundo de ilusión,
majestuosos y tiernos.
Pepita Sáez (30-04-2013)
Pepita, tan acertado tu poema, como tantas historias que sueles contarnos en tus versos. Cierto que son amores, que dan tanto amor que supera al que reciben. Tierno y emotivo poema que nos hace imaginar esos ojos que siempre miran con amor.
ResponderEliminarEntrañable Pepita.