jueves, 13 de febrero de 2020

Un oficio para el recuerdo. JAUME BAIGUAL


Pepita

El padre, era carbonero,
en su corazón un encinar,
guardián de día y noche
el fuego no se podía apagar.
                    
De envidia no sabía
ni tampoco de tristeza,
era el más feliz del mundo
en medio de la pobreza.

Estando en el monte solo,
acompañado se encontraba
al recordar a su gente
que quería y adoraba.

Con la cara tiznada
del carbón del encinar,
los abrazaba y besaba
y al monte volvía marchar.

La hija mayor de la casa  
a sus hermanos cuidar tenía.
Ahora recuerda a su padre,
que con ternura le decía:

cuando miro al cielo,
y veo una estrella que brilla,
pienso, que en casa tengo otra
y esta, eres tú, hija mía.
                                            

Jaume Baigual i Rusiñol
(El poeta de Sentmenat)
                                                                       

3 comentarios:

  1. Hermoso poema Jaume. dedicado además a una compañera tan entrañable como Pepita. Eres un gran poeta y lo demuestras cada día.

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  2. Jaume, este poema te lo oí recitar en la tertulia... como siempre, tu estilo directo, humano y costumbrista, recitado con esa fuerza pasional que siempre adornas. Bravo!

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  3. Molt maco aquest poema, Jaume. Un clar homenatge a un de tants oficis que s'han deixat en l'oblit, però que resten fitxats en la memòria, per les restes de l'historia.
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