Tuve razón, al pensar
que tú mi jardín querías.
Que deseabas las flores
que guardadas yo tenía.
Estaban entre dos hojas
y, de buena mano escritas,
impregnándolas de aromas.
Sólo olerlas… ¡me suscitan!
¡¡Qué color, la madrugada!!
¡¡Qué color, la atardecida!!
Parece que estén robados
a jazmines y a las lilas.
Si este querer no tuviese…
¡Yo no sé si moriría
o respiraría hondo,
para alargar la agonía!
Sus pétalos los comparo
a las palabras escritas,
que te adormecen soñando
y, te embriagan sus caricias.
Tengo todo lo que quiero
que, en la distancia, me guía:
la mano que tanto quiso;
las flores que yo tenía.
No tengo envidias ni celos
de manos que te acarician;
que… las flores son de todos…
¡Y no sólo flores mías!
Esther Villuendas Pellicero
Me encantan t tus poemas 🌹🌹🌹
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