EL VIEJO TREN, EL NUEVO TREN
El tren nuevo hace el camino
que el viejo tren antes hacía.
Bien pintado, todo muy nuevo,
al viejo, al pasar se mira.
Lujoso, enseñoreado,
lleno de renovada vida.
Y sus pasajeros sentados
en muy confortables sillas.
El viejo tren se ha quedado
tan solo en su vieja vía…
Vagones sucios de barro
y sus ventanas vacías
reflejan lo solitario
que se quedó aquel día
en que allí lo abandonaron.
La vía muerta es la vida
que al viejo tren le ha quedado.
Testigo de nuevos cambios,
al nuevo tren, él, lo mira
desde el destierro obligado,
desde sus sillas vacías,
desde su tiempo gastado,
gastado, de tanta vida.
En su bastón apoyado,
un abuelo se lo mira,
y así le dice el anciano,
mirando las viejas vías:
“Recuerdo tanto esos años
en que tú me recogías
al salir de mi trabajo.
Tu pitido ensordecía.
Siempre andabas con retraso.
¡Como añoro aquella vida!
¡Como recuerdo el pasado!
Es el paso de la vida
que a los dos nos ha hecho ancianos.
Tu durmiendo en estas vías,
yo en el asilo, asilado.
Tus ruedas el tiempo oxida,
mis huesos se vuelven blandos.
Pronto una chatarrería
de tus hierros se hará cargo,
y yo acabaré mis días
bajo una losa olvidado
Es el paso de la vida,
que a los dos nos ha hecho ancianos”.
Araceli Moretó
Araceli, nostalgia hoy nos provocan los viejos trenes, y los nuevos trenes modernos. Vestirse, peinarse y caminar de prisa para coger el tren, encontrar a amigos que te esperan. Besos, abrazos, todo un reto.
ResponderEliminarPero todo volverá de nuevo como las golondrinas de Bécquer, y podremos disfrutar, escuchando esos poemas tuyos, filosóficos y entrañables que acostumbras a regalarnos.
Precioso poema Araceli.