Adormecido el
Junco y atrapado,
se lamenta en
la soledad del río.
El murmullo del
agua casi impío,
disfraza el
quejido que ha acallado.
Lanza dolido,
dolo desmedido
donde germina y
se extiende la fuente.
Apremiados a
seguir la corriente,
reptan en ella
lágrima y plañido.
la ribera a la
cuenca cantarina,
peina, rizada melena,
sus dientes.
La estimula a
sortear los gradientes,
en saltos la
convierte en saltarina.
El Junco
receloso y angustiado
sintiéndose olvidado
y afligido
deplora,
derrotado y compungido,
ser preso, del
amor aprisionado.
Y anulado y
pagado en desarrimo
su cariño por
el agua, es vetado,
sus anhelos han
sido derramados,
en el delta,
donde se recrea el limo.
Auri García
Bucólico y placentero poema, Auri. Es un canto a la naturaleza, con el junco, planta que, por habitual, pasa muchas veces inadvertida a nuestros ojos y que haces visible en tu poema y al que das protagonismo, con esta mágica composición.
ResponderEliminarGracias Araceli. Me alegro que te haya gustado.
EliminarAuri, un poema que te transporta a la esencia de los detalles y de la vida…una vida que simboliza el junco, en su lucha por la supervivencia.
ResponderEliminarMagistral composición en cuanto a la métrica y la rima.
Un poema para enmarcar. Te felicito!!!