A veces la vida se queda entre unas páginas, hechos
convertidos en palabras, recuerdos vividos, o vistos que no mueren con el
tiempo, porque vuelan sobre el papel como mariposas compasivas siguiendo la
historia. Sucesos, sucesos vividos que se plasman y, como una ráfaga de viento
aletea para sobrevivir, para contrarrestar el olvido, para que cada momento sea
importante, a veces sublime. Otras son un agugero en el pecho avanzando sobre
la niebla. O una noche cálida sobre la arena de la playa bañados por las
estrellas. Cuántas historias perduran con unas letras seguidas de otras letras.
Es un volar de palomas remontando el vuelo, que nos rememora ese cálido
momento, ese sentimiento que nos mantuvo presos, ya sea de felicidad, ya fuere
el peor día de nuestra vida. Por que también perdura el dolor y el odio. Por
eso los libros son la caja fuerte de las emociones, de las aventuras, del
placer y de esa forma individual de ver la vida. Pero entre lineas, resiste al
inexorable paso del tiempo.
María
Un libro es una llave que abre puertas ignotas.
ResponderEliminarGracias por este texto.
Luis
En definitiva, tu relato es una oda a la palabra escrita. La palabra escrita en formato libro, donde quedan impresas, todas las vivencias, sentimientos y emociones, deseos y pensamientos, alegrías y tristezas, nuestros miedos o incertidumbres, nuestros sueños, etc etc...
ResponderEliminarEn definitiva, queda reflejada la vida misma...
Gracias Luis, Francisco. por palabras tan bonitas.
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