El aroma de un ramo de sonrisas
que mi memoria evoca cada instante
de las tardes cálidas y serenas
con refugio en esa casa agradable.
Esos días felices
pasaron como un soplo;
paraíso perdido
que, a veces, yo recorro.
Bagajes de memorias
tendidas en el aire,
brindándoles mis versos
encuentro mi consuelo.
¿Qué misterio se abría en este entorno,
serenidad, pesares pesarosos?
¡Es tan corto el camino
y hace falta tan poco!
Que me alejo de lujos
de consumo ostentoso.
Con aire melancólico
mi alma se me ilumina,
olvidando las penas
que llevo en lo más hondo.
Metafóricamente estoy atrapada,
en la nave no encuentro la salida.
Miro la luna verde y escribo en ella.
Sin mirar, realmente es grande mi caída.
Me acuerdo de la tierra
que ajena continúa
a veces nos parpadea
como un regazo quieto.
¡Tumba de vida eterna!
Yo pienso que será,
que me quedó en el alma
una tarde amarilla.
Gracia, tu poema es un canto a la melancolía en la que todo ser humano puede verse reflejado. El otoño en la vida de cada uno y que irremediablemente nos provoca nostalgias de primaveras vividas y disfrutadas. Amiga, ahora y siempre, un poema para, reflexionar.
ResponderEliminarBuen poema. Dónde lo tenias escondido. El alma se llena de pena y el bálsamo es sacarlo fuera.
ResponderEliminarGracia, un poema lleno lleno de nostalgia y añoranza, también de penas y tristezas, pero que en el fondo describes un entorno, una casa, y una época donde se vislumbra felicidad.... Enhorabuena Gracia!!
ResponderEliminarMuy bonito Gracia, poder recorrer contigo un ayer y un paisaje impregnado de hermosos recuerdos. me encanta que los compartas con nosotros, que, como testigos silenciosos admiramos tus versos y hermosas palabras. Precioso Gracia.
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