jueves, 11 de julio de 2024

EL CIEGO, de Pepita Sáez. Revista poética 2.14




“No es más ciego el que no ve,

sino aquel que no quiere ver”

le decía este a un niño

que vagaba por la calle,

apoyado en su bastón

por la ceguera y el hambre.

 

Soy ciego, no tengo nada,

ciego por naturaleza.

Pero hay gente muy poderosa

que es más grande su ceguera.

¿No ven que hay hambre en el mundo

enfermedades y guerras?

 

Y yo, que puedo ver,

siento el bullicio en mis venas.

Cuando vago por las calles,

por los cerros y veredas,

oigo como llora el viento

silbándome en las orejas,

diciéndome en los oídos:

¡Ay! Cuánta gente tan ciega.

 

No oyen llorar a los niños

de hambre, frío y sin leña,

para calentar sus manitas

vacías de amor materno.

Que han quedado sin madre

que era su mayor riqueza.

Yo soy ciego, no lo olvides…

Ciego por naturaleza.

 

Dicen que el cielo es muy bello;

que la noche tiene estrellas…

Quisiera que hubiera una

que alumbrara los caminos

de esa gente que anda a ciegas;

para que no haya hambre,

enfermedades ni penas.

 

Que haga reír a los niños.

Que vuelva el hijo que esperas,

que se llevaron un día

de tus brazos a la fuerza.

Que silbe con fuerza el viento

curando, así, la ceguera

de aquel que no puede ver

aquello que tiene cerca.

 

Pepita Sáez


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