Transito los escalones
irremplazables de la infancia,
testigos de caídas,
lecturas y descubrimientos
con la nostalgia por el
sauce que se
inclina sobre el río
tibio donde se esconden los
cangrejos.
Al volver no encuentro
nada, solo huecos de ausencia y
la baranda intacta que
facilita el descenso.
Revuelvo el desorden del
primer cajón de la cómoda,
donde iban las cosas
inacabadas,
el agua turquesa que
curaba las heridas, cuentas
de un collar de perlas,
el botón de nácar,
el huevo de madera que se
escondía en
la bolsa de los
remiendos.
Huelo a encierro, a
proyectos divergentes, a proyectos
que alejan y obligan a
largos viajes.
Huelo a encierro donde
olía a cigarrillos negros y humo
de quebracho.
La nostalgia sabe a
jarabe de cerezas, a borrachera de
licor de las hermanas,
sueño en el baño donde se
puede perder tiempo y
reclamar intimidad.
Él, el de las pocas
palabras, el
del espíritu abierto, ¿escuchará
los sonidos del vacío?
Ana de
Sabadell agosto/2023
entonces viajaba
el azafrán
en dedales de
metal amarillo
en el recuerdo
el risotto
que repartía Ella
en los platos
de diario
cantándole a
Rocío la del
manojito de
claveles
y Rocío y el risotto
habitaban entre
nosotras
ignorantes del pistilo
de la flor
que se recogía
entre lamentos
Ana de
Sabadell, septiembre/2023
Ana, versos llenos de nostalgia, y un excelso vocabulario, donde se pintan sensaciones y recuerdos... Me encanta como entrelazas las palabras, pintando un mundo tan rico en matices y recuerdos... 😘
ResponderEliminarGracias Francisco por tus generosas palabras
ResponderEliminarTus versos, Ana, transitan por esa hermosa tierra y tú, con ese juego de palabras lo enriqueces todo. Me encanta tu poema, sencillez y a la vez maestría y eso junto es un deleite.
ResponderEliminarQue tengas buen viaje y lo pases muy bien. Aquí te esperamos.