Este corazón cansino,
que late dentro de mi pecho,
ansioso está de volar,
en mi pecho lo retengo,
quiere volar a otros lares
que están en mi pensamiento.
Quizás, cuando llegue el día,
que no me aten lazos fieros,
yo recoja mi equipaje
y mi corazón viajero,
juntos camino adelante
iremos sin rumbo cierto,
con la cabeza bien alta
y el paso firme y resuelto
como Quijote que avanza
dispuesto al enfrentamiento
de fantasmas y gigantes
que habitan dentro de mis sueños,
es don Alonso Quijano,
mi más cuerdo compañero
y mi corazón fiel Sancho
a su lado irá sin miedo,
arrogante y decidido,
por valiente y escudero.
Un día, cuando todos duerman,
nos iremos en silencio,
con la maleta ligera
raudos, prestos como el viento,
sin dejar rastro, ni huellas,
de que un día en otro tiempo
aquí anduvieron mis pasos
en este planeta infierno.
Mi corazón malherido,
hoy tan ajado y maltrecho,
le coseré sus heridas
y voy a echarle un remiendo
porque vuele libremente
sin trabas ni impedimentos.
que se remonte tan alto
como el águila en su vuelo,
este corazón que late
inquieto entre mis huesos:
voy a soltarte las alas
para que levante el vuelo.
Encarna Jiménez
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