En la senda del camino,
un capítulo culmina,
mi amada maestra,
tu labor se ilumina.
Con sonrisas y suspiros,
jubilosa, te retiras.
Tus alumnos son testigos
de tu apasionada vida.
En el aula, tu sembraste
Ilusiones divertidas,
Cosechando entre los niños
carretadas de sonrisas.
Letras y números danzan
en muchos ojos infantes,
como versos que riman,
en tus labios vibrantes.
La maestra jubilada,
será eterna en mis estantes,
como el sol que alumbra,
en mi alma a cada instante.
Tu gesto perdurará
como cálida canción,
como aquel río sereno,
que nos llenó el corazón,
de sabia sabiduría
y momentos de emoción
para seguir nuestra senda
caminando con pasión.
Te mereces un descanso
repleto de dulce calma,
tejiendo en tus memorias,
como hilos de una palma,
el vestido de colores
que has creado en nuestras almas.
Hasta la vista Isabel.
En nuestra mochila habitas.
Siempre estarás con nosotros
como maestra de querida.
Tu historia será un poema
en el libro de la vida,
en el alma de los niños
a los que besaste un día.
Venerando Murciano León
No hay comentarios:
Publicar un comentario