Perdido entre la gente la he buscado,
Porque aún su recuerdo me condena
a vagar cual si fuese un alma en pena
bajo un atardecer ensangrentado…
El Sol con su fulgor atenuado
mi turbación mitiga y la serena,
y es entonces cuando ella entra en escena
¡suspendida en un cielo constelado!
¡Oh Luna, envuelta en tu halo evanescente,
tú que en la noche tienes por costumbre
del triste amiga ser y confidente!;
¡tu luz de compasión pido me alumbre,
pues mi amada del mundo ya está ausente
e inmenso es mi dolor y pesadumbre!
Carlos Rodríguez
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