Basta la luz
de una simple mirada,
para
compartir..., sí, toda una vida;
entre rosas y
entre espinas, ¡vivida!
A veces,
arrastrada hacia la nada...
Soledades y
fríos de madrugada,
venciendo las
jornadas, ¡abatida!
¡Ay, cuántas
y tantas... incomprendida!
¡Cuántas
noches el alma desolada!
Remontando
los pálidos senderos,
cosechando en
sus versos, ¡mundo amado!
¡Dejadla...
entre olivares y romeros,
con tan
preciado don que Dios le ha dado;
¡sí, que
recoja, al pie de los luceros,
la luz... que
nada y nadie... le ha robado!
A
ti, mujer
¡Mujer,
madre, esposa, amiga!
¡Cuántas
asignaturas te ofreció la vida!
Quini
Holanda Romero
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