“Cada vez me recuerdas
más a tu padre”
me dicen en el pueblo
por cualquier calle.
La mirada, los gestos
y los andares.
Su carácter abierto
y su donaire.
Cada vez te pareces
más a tu padre.
Hasta en los movimientos
le vas un aire.
Me llaman por su nombre,
aunque no saben,
lo feliz que me hace
que me comparen.
Aunque mucho cambiara
cara y semblante,
difícil es que igualara
su gran talante.
¡Hola…! ¿Cómo estás, Miguel?
¡Hola…! ¿Qué tal vas, Julián?
Me llamen como me llamen,
Les entiendo por igual.
Lo bueno es que te saluden
cuando te vean pasar.
Y, en el saludo, demuestren
su cariño y amistad.
Miguel, nombre de mi padre.
Julián, nombre de mi abuelo.
Nombres de Santo y de Arcángel,
salvoconducto del cielo.
Cada vez me parezco
más a mi padre.
Cuando me miro al espejo,
su cara sale.
Es tiempo de merecerse
con tantos años cumplidos.
Y es un honor, parecerse,
a un padre como el mío.
JULIÁN IBÁÑEZ
Precioso poema Julián, creo que habrá muchas personas que se sientan identificados en estos versos
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