NO TE ALEJES
No te muevas, por favor.
No te ausentes de mi almohada.
Ahora que hemos conseguido atar
el sol poniente a nuestra ventana
y hacer las noches más largas.
Ahora que hemos aprendido a sostener
la mirada vidriada al ocaso cegador.
No te muevas; chiss… calla. Ha vuelto
el jilguero a rondar el alféizar olvidado
después que la guadaña de otoño
el árbol caduco desvistió.
Con aires de caballero investido
aletea, va y viene para crear un nido
donde ofrecer su vigor.
No te muevas… Con tu piel a mi piel pegada.
Sigue utilizando mi espalda
como fuente de inspiración.
Con tus dedos recreando surcos,
describiendo curvas y arcos.
El retorno del ansiado calor
ha desintegrado letargos inanimados
de noches hueras, hirientes, sin amor.
No te muevas… ahora que de nuestros cuerpos
hemos hecho uno, mi olor y el tuyo
es nuestro indescriptible olor.
Torrentes recorren nuestras venas
llevando al núcleo el deseo, la pasión.
¡No te muevas… no te alejes, por favor!
Auri.
Auténtico poema de amor, que recorre desde la piel hasta la sangre. Un poema lleno de ternura, que hace imaginar noches llenas de emoción. Porque la vida, ¿Qué es si no una emoción recordada o imaginada? La realidad o la fantasía, puesta al alcance del lector.
ResponderEliminarAcertado poema, como tú acostumbras Aurelia.
Me alegra esa capacidad para comprender el factor humano.
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