LA RAÍZ Y LA SAVIA
La tierra donde
nacimos.
Esa porción en el mapa
donde se clavan
los ojos
cuando media la
distancia,
donde tienen los
arroyos
siempre las
aguas más claras
y los espejos la
imagen
más perfecta reflejada.
¿Quién no le desea a su pueblo
una legión de alas blancas
que apacigüe los rigores
de su calor y su
escarcha,
que le recorra
las calles
perfumándolas de albahaca
y siembre en los
corazones
las semillas de
esperanza?
¡Cuantas veces en la noche
recorremos por
sus plazas
con los bolsillos
repletos
de canicas de
nostalgias!
¿Y quién no vuelve a su aldea
y ve sus casas
mermadas,
porque cuando
las dejó
su estatura era
más baja?
Puedes sentirte
orgulloso
del lugar donde
trabajas,
puedes tener mil
amigos
y puede no
faltarte nada
donde has creado
tu hogar,
y ver tus ansias
colmadas
pero... ¡Ay! donde has nacido
tienes enterrado
el alma,
en tierra fértil y prieta,
de donde nace la
sabia
que te recorre
las venas,
desde los pies a
la cara,
y te hace ser lo
que eres
y avanzar cada
mañana
diciéndole a todo el mundo,
con orgullo y
confianza,
que le debes lo
que eres
a ese pedazo del mapa.
José Sánchez del Viejo.
Esos arroyos, esas aguas claras que se añoran según te alejas de ese trozo del mapa. Ese pueblo, pequeño o grande, donde el cielo parecía algo especial y, las estrellas eran únicas y parecía que no las encontrarías en otro lugar.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu poema, José Sánchez, me gusta ese paisaje que dibujas. Aunque tengo que decirte, lástima que no se escucha bien, incluso el viento se ha interpuesto en algún momento. Ahora leyéndolo lo he disfrutado más.
Un placer que compartas con nosotros ese pedacito del mapa.