Turismo y denuncia
Inspirado en
Oficina y denuncia
de Federico
García Lorca
Muchos miran lo
nuestro con ojos vacíos
¡Los turistas!
Y lo nuestro se
va desvaneciendo,
poco a poco,
de tanto ser
mirado mal.
A veces, miran
con ojos extraños
¡Los turistas!
y ven cosas que
nosotros no vemos.
Así, entre lo
que se desvanece
y lo que les
parece,
nos perdemos.
Nombran las
cosas con un verbo extraño,
¡Los turistas!
con un acento
curioso y exótico
que acaba
transformando todo,
lentamente, en
lo que no es.
Como en un
Génesis fallido
¡Oh, magia
perversa de la lingua franca!
¡Oh, contubernio
de los demasiados!
¡Imprecisiones
en los folletos!
Tópicos típicos
y estúpidos.
Horrores de la
cultura masificada,
simplificada,
amputada,
semidigerida y
regurgitada,
para que crean
todos que entienden,
para que crean
que saben
para que opinen
para que digan
¡Para!
Una nueva gente
recorre nuestras calles
¡los turistas!
como la
marabunta recorre la selva.
En todos sitios,
por millares,
los extraños
habituales:
los descamisados
sonrosados, de paella y sangría,
los singles
solitarios,
o en tropel,
los que siguen a
la del paraguas colorao.
Personas, sin
duda, pero ejerciendo de masa.
Mensajeros de un
Nuevo Mundo
donde la
historia es anécdota
los souvenirs
son gadgets,
las fotos
selfis,
y los recuerdos…
nada.
Sólo aspiran a
venir
para poder
decir:
“Estuve allí”.
¡El turismo! El
mayor de todos los ismos mismos.
¡Que ni siquiera
es turismo!
Es el último
acto de la confusión,
la ceremonia
final de un mundo que agoniza,
que se diluye
hasta desaparecer, como profetizó Ende.
¿Dónde están
aquellos viajeros de antaño?
Los que se
perdían para encontrarse.
¿Y dónde están
los paisajes?
Mil veces
usurpados, mil veces ocultados
para ser mil
veces revendidos.
Sólo queda el skyline,
parecido a
otros mil skylines de otros mil sitios.
¡He aquí el
millón de muertes de los paisajes!
Todas las
ciudades iguales.
Y aún peor,
todo el mundo un
suburbio.
Un suburbio por
todas partes.
Suburbio en el
campo, que sólo es un montón
de accesos a lo
que antes fueron ciudades.
Suburbio las
ciudades mismas,
que han dejado
de serlo, ¡todas!
para ser simples
urbes.
O para ser
parques temáticos,
si alguna
historia tenían…
Y ¿dónde están
esas historias?
Esas historias
que ya nadie cuenta,
porque están en
un CD…
¡Y en la red!
Digitalizadas,
recopiadas y comprimidas.
Así, hasta que
todos seamos
unos y ceros…
…de ocho en
ocho,
en la última
fiesta de los bytes.
Aleix Diz
El poema de Aleix Diz, es de esos poemas que has de releer, escuchar con atención y, hasta buscar en el diccionario el significado de alguna palabra. Lo cierto es, que deja una sensación poco gratificante de esa avalancha de turistas que llegan a nuestro paisaje, y sí, ciertamente lo inundan todo, eso en algunos lugares. Ahora, en estos momentos, los ojos se dirigen al cielo para pedir a las alturas que vengan, que lleguen, que los necesitamos, porque nos hemos convertido en un país de servicios, en un país entregado, como entiende Aleix Diz a los, "turistas". Así es, pero la verdad verdadera, es que el mundo ahora parece muy pequeño y, todos queremos ser turistas, y a poder ser, surcar los aires para llegar muy lejos.
ResponderEliminarInteresante poema Aleix.